Fernando Vidal, sociólogo, bloguero A su imagen
Director de la Cátedra Amoris Laetitia

El Cielo de David Mach


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El artista David Mach reimagina la idea de cielo e infierno en su colección ‘Precious Light’, realizada con ocasión del 400º aniversario de la primera impresión de la King James Bible. Su relectura del cielo la plasma en cuatro obras diferentes, enmarcadas en cuatro círculos correspondientes con las cuatro estaciones. De ese modo, el cielo aparece como la plenitud de las estaciones. Mientras que las estaciones son la más marcada manifestación del paso del tiempo, el cielo es lugar de eternidad.

Al unir ambas ideas expone que el cielo es interno a las experiencias de tiempo: el tiempo es un modo de relacionarse con la eternidad. A su vez, el cielo no es un mundo distinto al que habitamos sino lo mejor de él. Cada estación es presentada en un escenario diferente. La primavera sucede en Atenas, el verano en Estambul, el otoño en Pittsburgh y el invierno en La Habana.

‘Athenas Heaven’ (2011) ofrece un círculo repleto de personas y naturaleza donde tanto unos como la otra están exultantes. Podría estar afirmando que el cielo es una primavera permanente. El campo hace brotar numerosas flores y las madres florecen en sus hijos. Es una exaltación de la familia, tal como muestran los niños que juegan con sus padres. La escena desarrolla un ambiente familiar campestre. La naturaleza verde lo rodea todo y quizás nos habla del retorno al Edén: ese Edén abraza el Partenón ateniense, donde ese templo es símbolo de la filosofía griega y de la razón filosófica en general.

Blancas palomas y pompas de jabón cruzan su vuelo como si la gente estuviera arrojando bendiciones al río del cielo. Una anciana se columpia extasiada a la vez que un hombre afro la empuja con entusiasmo. Parece que también ella estuviera siendo lanzada al cielo. Una mujer se eleva al cielo con las manos en cruz, de espaldas al espectador mientras unos niños tiran flores también al cielo bajo ella. La composición es una elevación de la tierra a las flores, del útero al regazo y todo parece elevarse al cielo -palomas, burbujas, anciana, flores…– de forma pacífica, liviana y pura, ascendido por la alegría.

‘Istambul Heaven’ (2011) lleva el escenario a Turquía. Las torres de la Gran Mezquita apuntan al cielo entre el palmeral bajo cuyas copas se sienta numerosa gente en la playa. En la orilla, niños y jóvenes juegan rompiendo las olas de espuma. Disfrutan de la materia entregándose a su goce. En este caso, la espuma del mar se eleva por encima de los cuerpos y estalla en mil reflejos. Otras personas toman el Sol y contemplan a los niños. Otros niños juegan en la arena. Una pequeña aldea presidida por una sencilla iglesia de madera da idea de una vida simple y pacífica. Quizás el cielo ha sido pensado tradicionalmente como una estación estival, un verano pleno y eterno, donde todos se pueden dar integralmente al descanso y la jovialidad.


‘Pittsburgh Heaven’ (2011) encarna el cielo de otoño. El otoño es una estación intuitivamente menos asociada al cielo, que siempre es visto en clave primaveral o veraniega. Igual que un prado rodeaba Atenas y una playa se extendía en la costa de Estambul, en esta composición muestra un bosque tras cuyos árboles se deja ver la masa metropolitana de la llamada ciudad del acero. El bosque está esplendoroso con el masivo amarillo y rojo que cubre esas latitudes de América. Quizás el cielo es visto como plenitud de la belleza igual que un bosque alcanza su cénit cuando el otoño lo convierte en un esplendor de madurez. Nuevamente las personas juegan, esta vez con las hojas caídas, que son arrojadas al aire en otro movimiento de elevación exultante.

Finalmente, el invierno lleva a Mach a un lugar que generalmente no está asociado a tal estación, la Habana. En ‘Havana Heaven’ (2011) Mach imagina un paisaje nevado en un tipo de bosque que tampoco es propio de la isla. Abre lugar a la maravilla con esa imagen que junta ambos polos climáticos: Cuba y la nieve. El cielo integra todas las diversidades en una experiencia de alegría, plenitud, éxtasis. Radiantes de alegría, las personas arrojan bolas de nieve en un juego en el que todos pueden tener parte.

Los cuatro collages comparten una idea de cielo lúdico donde la relación es un juego de goce y disfrute. El cielo de Mach es plenitud, exultación y éxtasis. Hay una exaltación de la materia –la hierba en primavera, las olas en verano, las hojas en otoño y la nieve en invierno- y un movimiento general de alegría y elevación –palomas, pompas, flores, espuma, hojas, nieve…–. La asunción de la mujer en el cielo de Atenas encarna bien esa experiencia en la que el cielo tiene estaciones pero ninguna pasa porque no deja de estar colmada. Es un cielo para todas las estaciones y todas las estaciones albergan el cielo.

Referencias

  • Mach, David (2011) Athenas Heaven. Collage. Collection Precious Light. www.davidmach.com

  • Mach, David (2011) Istambul Heaven. Collage. Collection Precious Light. www.davidmach.com

  • Mach, David (2011) Pittsburgh Heaven. Collage. Collection Precious Light. www.davidmach.com

  • Mach, David (2011) Havana Heaven. Collage. Collection Precious Light. www.davidmach.com