Rixio Portillo
Profesor e investigador de la Universidad de Monterrey

Dos experiencias de una llamada: Testimonios de la vocación


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La llamada a la vocación sacerdotal puede ser diversa y vivida de manera radicalmente distinta, según la propia historia. El periodista francés, Nicolas Diat, recoge la experiencia en esta diversidad de perspectivas de una misma llamada, con el testimonio episcopal del cardenal François-Xavier Bustillo y el arzobispo Edgar Peña Parra.



El libro: El corazón no se divide: conversación sobre la unidad, publicada en español por PPC, en el año 2024, recoge una conversación entre el periodista y dos prelados que van contando cómo han vivido no solo la llamada sacerdotal, sino también el servicio específico del carisma episcopal, desde dos posiciones diferentes; Bustillo como religioso y obispo de Ajaccio (Francia), y Peña Parra como diplomático y ahora sustituto en la Secretaría de Estado (Santa Sede).

El texto cuenta con el prólogo del papa Francisco, en el que señala: “Los autores tienen el coraje de decir que la Iglesia es bella y fecunda. Porque si el corazón no se divide, el amor que los anima se multiplica incesantemente y es compartido con todos”.

Libro El Corazon No Se Divide PPC

La fidelidad sacerdotal

Diversos temas son afrontados en la obra, la llamada a la vocación y cómo cada uno respondió desde la propia realidad, destacando el factor de incertidumbre de poder abandonarse a la obra del Señor, único fiel.

“Hoy puedo afirmar que la fidelidad se construye todos los días. El fiel por excelencia es Dios”, afirma Bustillo.

“Nuestro «sí» se pronuncia todos los días” (…) “He aceptado ir a las nunciaturas de nueve países distintos: he dicho nueve sí, un «sí» cada cuatro años”, confiesa Peña Parra.

Otro tema importante es la vocación en perspectiva del servicio, y no desde una visión elitista del poder; importante porque desde un obispo de una pequeña diócesis francesa hasta el sustituto que recibe a líderes políticos, diplomáticos y religiosos a nivel global, el carisma exige ponerse a disposición de los demás.

“El sacerdote no hace marketing, debe dar testimonio de la solidez de la fe” (…) El trabajo de los sacerdotes es en la periferia, zonas no libres de grandes expectativas” señala Bustillo.

“[Yo] debía construir una familia con la comunidad de cada nunciatura, con las hermanas que nos acompañaban y con los colaboradores locales que tienen el derecho de mi respeto, de mi fidelidad, y de mi lealtad”. “Poco a poco, lejos de nuestros países de origen y de Roma, hemos descubierto una vida pastoral concreta” (…) “El nuncio siempre hace experiencias de periferia”, comparte Peña Parra.

El texto también presenta el desafío de la falta de vocaciones y en ambas respuestas hay un razonamiento que no se queda en el pesimismo de los números o las cifras, sino en la realidad esperanzadora de vivir el momento presente de la mano de Dios y con su pueblo.

“Si un día pudiéramos tener más sacerdotes y laicos con responsabilidad seremos más cercano a las personas y los contactos serán más fáciles”. “¿Cómo podemos contribuir a hacer las vocaciones de los laicos? (…) La sobrevivencia de los lugares de culto en Europa están íntimamente ligados a las vocaciones de los laicos, los cuales pueden ser los custodios de una mayor práctica espiritual”, dice Bustillo.

Una lectura testimonial

El texto tiene importantes curiosidades personales sobre cómo es el día de un obispo, y sus diferentes compromisos; frente a la agenda de un arzobispo – diplomático que sirve al papa, y éste a su vez a la Iglesia universal.

“No es posible concebir el ministerio del papa como burocrático y lejano de la realidad”, sentencia Peña Parra.

Una lectura recomendada para conocer de cerca la historia, la vida, la llamada, los miedos, las sombras de una vocación que sigue siendo incomprensible para muchos, pero que forma parte del proyecto de Dios para la humanidad.


Por Rixio G Portillo R. Profesor e investigador de la Universidad de Monterrey