José Luis Pinilla
Migraciones. Fundación San Juan del Castillo. Grupos Loyola

Devolución en caliente, dignidad robada


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Recordar los aniversarios felices nos permite celebrar la vida. Recordar los aniversarios trágicos nos vacuna contra la amnesia y es una buena ocasión para preguntarse si, como cabría esperar, las cosas han mejorado, si el sufrimiento del pasado sirvió, al menos, para avanzar. ¿Dónde quedó el Tarajal, sigue todo igual?



Hace pocos días, la VII Marcha por la Dignidad reunió a un buen grupo de personas en Ceuta para recordar a las personas que fallecieron, en febrero de 2014, en su intento por cruzar a nado el espigón del Tarajal. Esa madrugada se escribió la tragedia del 6F que todavía hoy no ha tenido una resolución judicial firme. “Seis años han pasado desde aquel 6 de febrero de 2014, un día que marcó un antes y un después en nuestra frontera sur, por ello nos reunimos de nuevo en esta séptima marcha por la dignidad para pedir justicia y respeto a las víctimas y sus familias”, han denunciado en un manifiesto leído a pie del Tarajal.

La memoria de esas 15 personas sigue viva. Otras fueron devueltas “en caliente”. Hombres y mujeres que “buscaban otra vida y encontraron la muerte”. Aquella tragedia y el cuestionamiento de la actuación del Gobierno desencadenó una crisis en frontera que supuso al menos un salto hacia adelante cuando la Administración reconoció por primera vez públicamente que España realizaba “devoluciones en caliente” en la valla. A lo largo de estas últimas semanas, hemos visto como muchas personas también han sido devueltas, esta vez a Mauritania, en lo que se ha llamado devoluciones indirectas muy bien detectadas por la oficina del defensor del Pueblo.

España está utilizando la técnica de la devolución indirecta para trasladar a sus países de origen a personas que proceden de zonas de conflicto. Lógicamente, en el caso de Senegal es discutible esa apreciación, pero no en el caso de Malí, Costa de Marfil, etcétera. Es verdad que el fundamento de estas devoluciones es el Convenio entre España y Mauritania de 2003, en el que ambos Estados acuerdan la readmisión de ciudadanos de terceros países siempre que “se acredite o se presuma” que hayan transitado por su territorio. Pero parece ser que hay serias dudas de que algunas de estas personas hayan podido transitar por Mauritania. El Servicio Jesuita a Migrantes y otras organizaciones denuncian que España repatría a malienses desde los Centros de Internamiento de Extranjeros (CIE) canarios a Mauritania. Una situación en los CIE muy fuertemente criticada estos días por un juez de Las Palmas de Gran Canaria, que señala y alerta del lamentable estado en el que, según dice, se encuentra este CIE, comparándolo con las cárceles de la dictadura y las dificultades de los inmigrantes en su atención legal.

Habrá que analizar los vaivenes de la resolución de la Sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos sobre las devoluciones en caliente ante el fallo sobre el recurso que presentó España contra la sentencia en la que la instancia judicial condenó en principio a España por dos devoluciones sumarias (precisamente la de dos migrantes de Mali y Costa de Marfil) tras el salto a la valla de Melilla en el año 2014.

No está de más en estos casos recordar pronunciamientos eclesiales al hilo de las Jornadas de Migraciones criticando las devoluciones sumarias y advertir que mientras no se asuman responsabilidades por aquellas muertes o sobre las devoluciones y la situación de los CIES –cuyo cierre pidieron los obispos–, los empobrecidos, hijos preferidos de Dios, seguirán esperando la dignidad robada.