Cancelaciones


Compartir

Esperaba ese viaje con una ilusión desbordada. Visitar a hermanos en misión, al otro lado del océano, bastaba para embarcarme en un vuelo, con escala, de más de trece horas. La misión revivifica el espíritu y te hace poner el corazón en lo esencial de la evangelización.



¡Nos sobran tantas cosas! ¡Tantas veces ponemos la mirada o discutimos por vaciedades! Volver a lo primigenio es una profunda conversión. Mientras ellos, los que dejaron su tierra, su familia y amigos, su cultura… se baten en la ilusión de recrear un mundo nuevo, desde el seguimiento radical de Cristo, nosotros necesitamos ese chute de aire fresco del Espíritu que vivifica, remueve y fundamenta.

Panel de aeropuerto con vuelos cancelados

El móvil envía avisos desde el día anterior. Cambio de avión, de hora, de asiento… Cancelación. Propuesta empresarial: ir a otro país más lejos y, desde allí, volar al destino original. Las divagaciones no aclaran. Ninguna explicación. Vuelta a casa y frustración. Deshacer la mochila, contemplar los libros que les llevaba, guardar todo en un cajón, para cuando vuelvan, sombras en el alma. Toca reponerse y reinventar los diez días que iba a estar con ellos. Llamo por teléfono, me disculpo como si la responsabilidad fuera mía. Retorno a la paz del corazón.

Cambios de vía

La vida está llena de cancelaciones, imprevistas, buscadas y, para serenar la conciencia, justificadas. Vuelvo la mirada atrás. En los proyectos de vida personal, en los planes comunitarios, en los sueños y en los ideales… surgen cambios de vía, a veces inesperados; otras veces, por el motivo que sea, aplazados y finalmente olvidados. Los que miran mucho hacia atrás, se pierden en la desesperanza.

Ahora hay una palabra, que viene de la física, y está de moda, cuando animamos a alguien a salir adelante: “resiliencia”. La RAE la define como la capacidad de un ser vivo de adaptarse a un agente perturbador. Es la capacidad que tiene un material para recuperar su forma original, cuando ha sido sometido a una presión o deformación.

Las cancelaciones vitales son complicadas. Las obcecaciones –psicológicas, espirituales, ideológicas, basadas en el orgullo y la soberbia…– nos impiden rebotar frente a situaciones complejas o inesperadas. No es fácil recuperar la forma original, volver al amor primero. Para el cristiano, este amor es siempre comunitario. La comunidad refuerza las relaciones personales, nos ayuda a conocernos mejor, nos cobija en la adversidad, nos sitúa en la diversidad, nos arropa al caminar.

Ahora, ante la inestabilidad emocional, hay muchos cursos de resiliencia. Pero Jesús nos dio la clave con su fuerza: abre los ojos y contempla, abre los oídos y escucha, levántate y anda, sígueme.

¡Ánimo y adelante!