Noticias religiosas de última hora


Bambú


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Ahora que estamos mirando con perspectiva el horizonte del año nuevo, quizás, como siempre, me debería plantear alguna cosa, pocas, pero que creo fundamentales. Cuando leo las noticias
–ya solo me acerco a los periódicos digitales–, descubro sobre todo que hemos olvidado, unos y otros, el principio de reciprocidad.



En el número 36 de la calle de Vaugirard, en París, en la fachada del edificio, en una especie de cornisa de mármol, está la unidad de medida, para que el pueblo pudiese tomar allí la referencia. Es bien interesante cómo los científicos llegaron a la llamada medida habitual para conformar lo que pronto se denominó como el metro.

En tiempos de Jesús, las medidas cortas se basaban en el cuerpo humano: dedo, palmo, codo, brazo… Los evangelios hablan de la vara o caña de medir: era un proverbio semita. Para simplificar de una manera más actual, en las nuevas traducciones, dice Mateo: “Con la medida que midáis, seréis medidos” (Mt 7, 2b), utilizando el pasivo para evitar decir el nombre de Dios. Es una invitación a mirar a los demás con misericordia, es decir, que dejemos a Dios el juicio, que nosotros también somos pecadores cargados de defectos, de vigas en el ojo, y eso sí que sobrepasa cualquier medida.

Caña de bambú

La vara o la caña se le da a Juan en el Apocalipsis para que mida el templo de Dios y a los que hay en él. “Me fue dada una caña de medir semejante a una vara, y alguien dijo: ‘Levántate y mide el templo de Dios y el altar, y a los que en él adoran’” (Ap 11, 1). Todo es santo, solo a Dios le compete el juicio. Y quien juzgue que lo haga con la mirada de Dios.

Rehabilitación de mujeres

El otro día compartía en el coche una hora de camino con un sacerdote para visitar un cortijo rodeado de olivos, que había sido donado por una familia para dedicarlo a la rehabilitación de mujeres con cualquier tipo de adicciones. Le pregunté qué nombre iban a poner a la casa. “Bambú”, me contestó. Me sorprendió el nombre. Pero me fue explicando que esta gramínea, aunque es una caña que aparentemente parece débil, presenta una relación fuerza-peso mayor que el acero. Que dedica de tres a cinco años en afianzarse en lo oculto de la tierra, en expandir sus rizomas para luego brotar con fuerza. Comprendí la tarea de aquellas mujeres que tendrán tanto que luchar. Y también imaginé que la caña del evangelio es de bambú, que la regla de oro de Cristo es un aviso a todos los que anidemos hipocresía en nuestro corazón, también que nuestra fuerza está en ser compasivos y humildes. Feliz año, ¡ánimo y adelante!