Enrique Lluc
Doctor en Ciencias Económicas

Ayuno cuaresmal y dieta


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Estamos en Cuaresma, en tiempo de ayuno, limosna y oración. Hoy voy a hablar del ayuno y compararlo con su paralelo economicista, la dieta. Porque hay que decir que el ayuno no está de moda (tampoco la abstinencia). Ayunar o abstenerse de comer carne y pescado por motivos religiosos parece algo del pasado, algo que solamente hacen las personas mayores y que, si es que llegamos a hacerlo, no vamos a confesárselo a nuestras amistades o compañeros de trabajo para que no nos miren mal.



No sucede lo mismo, sin embargo, con las dietas y con la alimentación vegetariana o vegana. Las personas que las siguen las muestran con orgullo, piensan que tienen que comentarlo a los demás y se encuentran con un ambiente favorable que aprecia estos comportamientos como algo moderno o digno de admiración.

Uno podría preguntarse qué hay detrás de esta diferencia ante acciones que, despojadas de su intencionalidad, son exactamente las mismas. El ayuno y la dieta, al fin y al cabo, son una reducción de la cantidad de alimentos que se ingieren. La abstinencia, el vegetarianismo y el veganismo son una privación voluntaria de alguna clase de alimentos (normalmente la carne y el pescado).

dieta, comida saludable

Descubrir por qué unos comportamientos son más aceptados que otros nos desvela lo que realmente tiene importancia en nuestra sociedad. Porque el ayuno y la abstinencia tienen como objetivo principal vaciarnos, despojarnos del alimento para abrirnos a la presencia divina y a la presencia de los otros. Ambos tienen sentido en la medida que nos ayudan a escuchar la realidad que nos rodea y a abrirnos al amor a los demás.

Dentro y fuera

La dieta y el vegetarianismo están más enfocados a nuestra salud, a nuestro bienestar. Con ellos pretendemos vivir más sanos, tener una mejor figura ajustada a los estándares de belleza actuales, sentirnos más a gusto con nosotros mismos, encontrarnos mejor.

Mientras el ayuno y la abstinencia tienen sentido porque nos abren a lo que está fuera de nosotros, a preocuparnos por los demás, a acoger el amor de Dios y a escuchar lo que la vida nos ofrece, la dieta y el vegetarianismo nos llevan a mirarnos a nosotros mismos, a centrarnos en nuestro bienestar.

Estamos en una sociedad que mira con sospecha a quien se preocupa por los demás, mientras que acepta y ve como deseable a aquellos que solamente piensan en cuidarse a sí mismos. Parece más encomiable buscar el bienestar propio que preocuparse y abrirse a los demás.