Rafael Salomón
Comunicador católico

Ataques en contra de nuestra fe


Compartir

“Se acercó al altar, bajó sus pantalones y se orinó en la mesa del Señor…”. La acción sucedió en la Basílica de San Pedro en El Vaticano. En Francia vandalizaron un establecimiento por vender la Santa Biblia, fueron islamistas y activistas de extrema izquierda quienes atacaron la librería católica. En Granada, España entraron a un templo y destruyeron todo lo que había ahí, finalizando con un incendio que causó pérdidas invaluables. En la República Democrática del Congo, un ataque atribuido a un grupo vinculado al Estado Islámico, mató a decenas de personas durante una misa, un claro ejemplo de violencia dirigida a comunidades cristianas.



En países de mayoría musulmana o con presencia significativa de grupos extremistas, África central, Medio Oriente, algunas regiones de Asia, la persecución suele ser más brutal: asesinatos, desplazamientos, cierre de iglesias, expulsión de comunidades cristianas. De esta manera, vemos frecuentemente cómo los islamistas atacan parroquias y a la feligresía llegando a violentarlos, en muchas ocasiones cometiendo sacrilegios en los altares.

Hemos sido testigos que también en el Vaticano han cometido actos en contra de nuestros preciados símbolos religiosos, generando una profunda tristeza y rechazo. La profanación de nuestros templos se ha convertido en la nueva normalidad, algo que sin duda causa daños materiales, pero la mayor destrucción sucede en el ámbito espiritual ¿qué hacer? ¿debemos permanecer en silencio? ¿ofrecer la otra mejilla?

“Defensa legítima por lo que creemos y en lo que profesamos”

Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite la capa, ni aun la túnica le niegues”. Lucas 6, 29.

Esta cita bíblica se debe analizar en el contexto de la Montaña del discurso de Jesús, donde pide que se reforme la “ley del talión”, “ojo por ojo y diente por diente”, acabando así con la interminable espiral de la violencia; sin embargo, cuando Jesucristo fue apresado y el sanedrín lo procesó, un soldado le dio una bofetada, Él no le presenta la otra mejilla, sino que le dice: “Si he hablado mal, muéstrame en qué, y si bien, ¿por qué me abofeteas?”. Jn. 18, 22-23.

ALBUÑOL (GRANADA), 17/08/2025.- La Guardia Civil ha detenido en la tarde de este domingo a un

ALBUÑOL (GRANADA), 17/08/2025.- La Guardia Civil ha detenido en la tarde de este domingo a un joven que presuntamente ha prendido fuego al interior de la Iglesia de Santiago Apóstol, en el anejo de El Pozuelo del municipio de Albuñol (Granada). EFE/ Alba Feixas

Estamos frente a una ola de persecuciones religiosas, se asesina por la fe, se violenta a las personas en los diferentes lugares de culto católico, es una realidad que nos enfrenta a tiempos donde el extremismo religioso ha vuelto a despuntar de manera peligrosa. Las notas informativas expresan que en diferentes continentes la violencia ya está escalando vertiginosamente.

En este tiempo de Adviento, en el que la reflexión interior y la coherencia de nuestras acciones deben estar en sintonía, encendamos una vela por todas aquellas personas que ofenden nuestra fe y que son intolerantes a las diferencias religiosas. Que la luz de Dios nos permita mantenernos firmes en nuestra defensa legítima por lo que creemos y en lo que profesamos.

Entender y respetar las diferencias: un Don de Dios”

No se trata de declarar la guerra a ningún grupo, porque entonces estaríamos faltando al mensaje de la Buena Nueva, es defender lo que somos en este mundo violento que en ocasiones desea imponer a la fuerza su fe y su credo. No permitamos que nadie destruya nuestros lugares de oración, defendamos con amor y determinación lo que hemos preservado por años, la tradición de la Iglesia católica está en cada creyente.

No es volver a la “ley del talión”, se trata de mantenernos en lo que creemos y de esta manera poner límites a quienes pretenden pisotear nuestra dignidad espiritual. Si acaso les ofendemos, es porque ellos no toleran lo diferente, su manera de pensar es radical y de esa forma solo encontrarán resistencia sin llegar a un acuerdo y a un ecumenismo.

Vivimos tiempos complejos y debemos mostrar nuestra coherencia religiosa con verdadero amor, respetando el lugar donde nos relacionamos con Dios y con la comunidad, estableciendo límites claros en las distintas formas que tiene cada religión. Entender y respetar estas diferencias es un don de Dios.