Ramiro Jiménez Cruz, sacerdote de la Arquidiócesis de México
Sacerdote de la Arquidiócesis de México

¡Ánimo a los evangelizadores desamparados! Ministerialidad


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Hace ya algunos años previo al 2000, hubo una campaña en el Seminario: “Dos mil seminaristas para el año dos mil”; el tiempo pasó y no hubo frutos, al contrario las vocaciones han disminuido (o no se ha buscado como se debe… O el seminario debe renovar el estilo de formación. Si en Trento se crearon los seminarios, ¿no podrá cambiar el esquema para la formación de sacerdotes hoy?… cierto hoy en día hay criterios y normatividad para los tiempos que vivimos, pero ¿hay la voluntad, existe la MENTALIDAD para lograrlo?



Una pieza imprescindible ante esta carencia clerical, son las comunidades maduras en la fe, pues es ahí donde se gesta el despertar de mi pertenencia y compromiso; pero sobre todo el lugar teológico que quiero ocupar…

Lo digo en primera persona por que la presencia de cada uno es importante, pues es descubriendo mi ser Iglesia, aceptando que soy necesario y sirviendo desde mi identidad y capacidad en la comunidad, así la vida eclesial se fortalece, es en el concreto donde se gesta la actualidad y vigencia de la Iglesia; la riqueza de los carismas hace fecunda la vida eclesial.

Solamente viviendo mi pertenencia es como descubro la ministerialidad, pues una Iglesia sin ministerios reales y maduros está a expensas de que todo le resuelvan o de que todos le manden.

El Covid-19 ha rebasado la territorialidad de las parroquias, no hay pastoral real de ambientes y sectores DIGITALES (parece que lo único es catequesis en campos reducidos, con tutoriales un tanto melosos o simplemente agradables para darle muchos likes), los párrocos y obispos le temen (por que no lo entienden) a la voz participativa y decisiva del laico. Los ministerios potencian al laico, otorgándole el lugar que le corresponde por el bautismo recibido

Término contando una anécdota; un hombre me dijo: “Padre, mi párroco me dijo que no vendría a la comunidad y que no era prioridad la misión en calle”. “Pues sigue tú, sin él”, le dije. “Y ¿si se enoja y dice algo?”, continuó. “Hazlo por ser bautizado, no por que él te envié o te lo prohíba”, le dije.

No es sencillo continuar la misión sin el cobijo de la parroquia territorial hoy en día (imagina la involución de muchas parroquias por tener un párroco arcaico o sin visión pastoral) pero la fidelidad al bautismo ha de ser VALOR para continuar en la labor evangelizadora… ¿Pastoral de marginados?

¡Qué crueles solemos ser los sacerdotes con micrófono en mano!

… ¡No hay que clericalizar a los laicos, los laicos tienen su propia misión…!

 

Ram Padrenet