VIERNES
“Si hubiera querido, podría haber escrito el discurso el miércoles por la noche”. Así de claro se veía el respaldo a Robert Prevost en la primera votación de sondeo en la Capilla Sixtina. Esta vez –que no quiere decir que en otros cónclaves no lo hubiera– no hubo negociaciones, ni una noche en blanco, ni grupos de presión para intercambiar votos. Ni sorpaso ni retirada de candidaturas. Todo se desarrolló con más naturalidad.
A Santa Marta se llegó con los deberes hechos. Mientras la opinión pública y publicada nos entreteníamos con quinielas varias y algunas birretas hacían sus cuentas de la vieja, ellos sabían a quién iban a fiar su papeles. La discreción, más que nunca, es un don púrpura que cotiza al alza en la era de las filtraciones y de la inventiva para elaborar un guion más enrevesado de lo que en realidad fue.
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SÁBADO
Feria del Libro. Ana Medina y Antonio S. Reina, a pie de caseta. Literal. No reciben al otro lado del mostrador. Solo faltan los espetos. Porque ‘El pez de barro’ (Ed. Mensajero) sabe a esa Malaca de Paula y Ciriaco. Hay quienes les verán como patronos. Acérquense a ellos como unos jóvenes que no se distancian tanto de los de hoy. Salvo por el móvil.
DOMINGO
Misa en la capilla del CEU por la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales. “Intrepidez”. Es el encargo que el obispo Lorca Planes hace a los comunicadores presentes. “Arrojo, valor en los peligros”. Así lo define la Real Academia Española. “Adelante, actuá con libertad”. Palabra de Bergoglio.
LUNES
Premios Bravo de la Conferencia Episcopal Española a la profesionalidad catódica. “Tener un micrófono delante y no usarlo para un Matías Prats es un pecado. Y no hacerlo en este entorno sería doblemente pecado”. El presentador de Antena 3 arranca las carcajadas del auditorio. Pero pocos reparan en lo que presenta como su principal galón, que no cuelga de su chaqueta de periodista: “Tengo la conciencia tranquila”.
Después de él, recogerán su galardón otros tantos hasta llegar al último. Y ella se queda en un segundo plano. Como acostumbra. Porque no le hace falta recoger metacrilato alguno. Para que otros brillen, para que otros tengan su titular en prensa, su minuto en las ondas o su ‘story’ en la pantalla.
MARTES
No leen a León XIV, sino lo que quieren leer. No leían a Francisco, sino lo que querían leer.