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Andrés Ferrada Moreira se estrena como nuevo obispo de Chillán

“Que el Buen Pastor actúe en mí y yo me deje modelar y convertir constantemente por Él”, pidió en su homilía al asumir la diócesis

Andrés Ferrada Moreira se estrena como nuevo obispo de Chillán

“Quisiera renovar mi propia respuesta gozosa y humilde al Señor que me ha escogido como pastor de esta Iglesia que peregrina en Ñuble. Tengo plena conciencia de que esta es, en realidad, una petición para que el Buen Pastor actúe en mí y yo me deje modelar y convertir constantemente por Él”, pidió Andrés Ferrada Moreira, al asumir como el 8° obispo de la diócesis de San Bartolomé de Chillán, en la iglesia Catedral, ante cientos de personas venidas de diversos lugares del territorio diocesano, autoridades civiles regionales y comunales, dirigentes sociales y varios obispos del país.



Su trayectoria

Nació en Santiago, tiene 56 años, hizo estudios de Derecho en la Pontificia Universidad Católica, los que abandonó para ingresar al Seminario Pontificio Mayor de Santiago en 1991. Fue ordenado sacerdote en 1999; obtuvo la Licenciatura en Ciencias Bíblicas (2002)  en el Pontificio Instituto Bíblico, en Roma; luego, en la Pontificia Universidad Gregoriana, el Doctorado en Teología con mención en Teología Bíblica (2006).

Fue vicario parroquial; profesor de la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Católica de Chile, de la cual fue también miembro de su Consejo (2010-2018) y Director del pre-grado (2013-2017); además, Director de Estudios y profesor (2008-2018) del Seminario Pontificio Mayor de Santiago.

Caso Karadima

Ferrada fue parte de los jóvenes que participaban en la parroquia Sagrado Corazón de Jesús, conocida como parroquia El Bosque, cuyo párroco Fernando Karadima fue acusado y condenado por abusos. Siendo sacerdote, Ferrada se integró a la Unión Sacerdotal que dirigía Karadima.

En agosto del 2010, al hacerse públicas las primeras denuncias contra el párroco un grupo de 10 sacerdotes que integraban esa Unión, entre ellos Ferrada, hicieron una declaración pública en la que afirman: “Queremos hacer público nuestro distanciamiento de los encuentros de la Unión Sacerdotal del Sagrado Corazón de Jesús a razón de los hechos que se han conocido en los últimos meses y que nos parecen verosímiles. Estamos y hemos estado totalmente abiertos a colaborar con la justicia civil y canónica y en plena comunión con la autoridad de nuestra iglesia de Santiago y con la Santa Sede y el Santo Padre, el Papa”.

En 2018 fue llevado a la Santa Sede como oficial de la Congregación para el Clero y en octubre de 2021 fue nombrado Secretario de ese Dicasterio de la Curia Romana. Llamado al episcopado por el papa Francisco, fue consagrado obispo por el mismo Papa en octubre de 2021, asignándole el título de Arzobispo de Tiburnia. En mayo de 2024, el Santo Padre lo nombró miembro del Dicasterio para la Evangelización —Sección para la primera evangelización y las nuevas Iglesias particulares— y del Dicasterio para los Obispos.

El 31 de octubre pasado fue nombrado obispo de la diócesis de San Bartolomé de Chillán por el papa León XIV, trasladándolo de la sede titular de Tiburnia y del cargo de Secretario del Dicasterio para el Clero. Conserva su título personal de arzobispo. ​

Espacio de acogida y sanación

En su homilía de la Misa de toma de posesión, Ferrada señaló que la misión de la comunidad cristiana es colaborar con la instauración del Reino de Dios “en el aquí y ahora de la historia” e hizo un llamado urgente a que la Iglesia sea un espacio de acogida y sanación. Instó a abrir los corazones para que el Señor realice obras de “solidaridad, promoción humana, reparación de las víctimas de abuso y reconciliación”.

Andres Ferrada

Especial énfasis puso en la atención hacia los más postergados de la sociedad, recordando que: “El Santo Pueblo de Dios, deseamos ardientemente que su Evangelio ilumine a todos los hombres y mujeres que viven “cautivos por las tinieblas” para que sean liberados de ellas, como nosotros lo somos continuamente por la claridad de Cristo, que resplandece sobre la faz de la Iglesia (cf. LG 1)”.

Más adelante, Ferrada citó al Papa León XIV para definir su estilo de autoridad: “desaparecer para que permanezca Cristo”. Expresó su deseo de alejarse de la ‘autorreferencialidad’ y de dejarse modelar por el Buen Pastor a través de la oración y el discernimiento de los “signos de los tiempos” en comunión con el Pueblo de Dios.

Luego de agradecer al sacerdote Patricio Fuentes, administrador diocesano durante la sede vacante, agradeció también a las autoridades civiles presentes, encabezadas por el Gobernador Óscar Crisóstomo, y les expresó su disposición para colaborar decididamente en el bien común y la justicia social de la Región de Ñuble.

Finalizó encomendando su ministerio a la Virgen María y pidió la gracia de ser, junto a toda la Iglesia en Chile, “auténticos y alegres anunciadores de la esperanza”. Concluyó leyendo un mensaje con la bendición del Papa León XIV para la diócesis con motivo de su centenario, momento tras el cual, tomando como ejemplo al Papa Francisco, le pidió al Pueblo de Dios presente en la catedral que lo bendijera al iniciar su ministerio episcopal.

La ciudad de Chillán, sede de la diócesis, está 400 kilómetros al sur de Santiago, en una zona principalmente agrícola. El territorio diocesano casi coincide con la Región de Ñuble, excepto sólo dos comunas que no le corresponden. La diócesis tiene una población de 497.000 habitantes, de los cuales el 70% se declara católico, atendidos por 30 sacerdotes diocesanos y 8 religiosos de 3 congregaciones, en 31 parroquias; cuenta con 31 diáconos permanentes y 15 congregaciones religiosas femeninas.

Fue creada en 1925 al promulgarse la nueva Constitución Política del país en la que se separó la Iglesia del Estado, ante lo cual la Santa Sede fragmentó dos grandes diócesis: Santiago y Concepción, creando 7 nuevas, entre ellas San Bartolomé de Chillán. Este año ha celebrado el centenario de su creación.

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