Rafael Salomón
Comunicador católico

Mujer en situación de calle


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Subimos las escaleras para cruzar el puente peatonal y a la mitad se encontraba una mujer en situación de calle, con todos sus objetos esparcidos, mezclados con basura, en condiciones deplorables e inhumanas…



Fue en Los Ángeles, California. Mi familia y yo buscábamos un lugar para comer y nos aventuramos a encontrar algún restaurante y vaya que hay demasiados, pero el que mis hijos querían, marcaba unos cuántos kilómetros fuera de la zona comercial, así que decidimos seguir con la ayuda del GPS. Poco a poco el paisaje comenzó a cambiar, comenzó a verse descuidado y de un momento a otro aparecieron los típicos dibujos en las paredes -‘grafiti’- que mostraban mensajes de odio, seguramente nos estábamos adentrando en una zona de riesgo, mis hijos empezaron a sentirse inseguros y dijeron que era mejor regresar.

Estuvimos de acuerdo y subimos por el puente más cercano, fue ahí donde vimos a una mujer de edad avanzada, viviendo en condiciones precarias, parecía que se había adueñado del puente y desde hacía mucho tiempo nadie pasaba por ahí. Era un puente desolado, sin transeúntes a plena luz del día. Seguramente quienes viven en ese lugar sabían que habitaba una mujer en ese puente y por seguridad evitaban el paso. Nosotros no lo supimos y pasamos por todo ese basurero, tratamos de no pisar nada y por supuesto de no provocar a la mujer, quien parecía ‘ida’, no se percató que frente a ella estábamos pasando cuatro personas, ni siquiera se movió.

Mujer indigente

Mujer en situación de calle. Foto: EFE

“No criticar pues desconocemos lo que ha vivido y a lo que se ha enfrentado”

Tal situación me puso en alerta, ya que en algún momento podría mostrar su furia o molestia porque estábamos invadiendo su espacio. Todos apresuramos el paso y en segundos ya estábamos del otro lado de la avenida, habíamos usado el puente prohibido, nadie nos dijo, ni nos alertó de lo que podríamos encontrarnos. Las preguntas no se hicieron esperar ¿Qué hace esa mujer ahí? ¿Es su casa? ¿Dónde está su familia? Es complicado hablar de estas situaciones con niños que han sido cuidados con amor, que en su mundo ven otra realidad, así que, explicarles que a veces nuestras decisiones y exceso de egoísmo nos lleva a aislarnos y a tomar acciones equivocadas.

Esa mujer vive ahí en el puente porque no ha tenido opciones o no ha querido pedir ayuda; tal vez, si cambiara su manera de pensar, encontraría otro lugar para vivir, mejores condiciones y estaría rodeada de personas que la comprendieran. Sin embargo, no debemos criticar, desconocemos por lo que ha vivido y sus luchas a las que se ha enfrentado. Mis hijos trataron de comprender aunque sé que en sus corazones quedaron muchas dudas, las cuales iré despejando conforme vayan creciendo y vayan comprendiendo otros aspectos de la vida.

Haber visto a esa mujer en esas condiciones los enfrentó a una verdad muy dura, seguramente los hizo reflexionar acerca de esa realidad. Por eso en este tercer domingo de Adviento, quiero invitarlos a que juntos oremos por las personas que viven en situación de calle y vulnerabilidad, por tantos niños que merecen un lugar seguro y que cada día se exponen a diferentes tipos de violencia.

“Abre tu boca por el mudo, por el derecho de todos los que se desamparan. Abre tu boca, juzga con justicia, y defiende el derecho del pobre y del necesitado”. Proverbios 31, 8-9.