La etapa
León XIV ya está en el Líbano, segunda etapa de su primer viaje apostólico internacional como Pontífice. La visita a Turquía estaba ya en la agenda antes que el propio Papa estrenara el pontificado, ya que ha estado motivada por la conmemoración del 1.700 aniversario del Concilio de Nicea. Con bastante serenidad –quitando un pequeño susto con una pieza del avión– se ha ido cumpliendo el programa de la primera etapa.
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Tras el vuelo desde Roma, en el que parece que se dio por hecha una próxima visita papa a España, el primer discurso del Papa fue ante las autoridades, la sociedad civil y el cuerpo diplomático en Estambul. Antes, León XIV visitó el Mausoleo del primer presidente de la moderna Turquía, Mustafa Kemal Atatürk y fue recibido por el jefe de Estado, Recep Tayyip Erdogan.
La minoría
Era muy esperada la jornada del 28 de noviembre en la Catedral del Espíritu Santo donde el Papa se encontró con los obispos, sacerdotes, diáconos y religiosos de este país de minoría católica. Fue uno de los momentos donde se le ha visto emocionarse. En su discurso, Prevost destacó que la “lógica de la pequeñez es la verdadera fuerza de la Iglesia. En efecto, esta fuerza no reside ni en sus recursos ni en sus estructuras, ni los frutos de su misión derivan del consenso numérico, de la potencia económica o de la relevancia social”. Por ello, en concreto, les invitó a comprometerse en el diálogo ecuménico e interreligioso, la transmisión de la fe a la población local, y el servicio pastoral a los migrantes y refugiados.
El concilio
Tras esta cita acudió en helicóptero a las ruinas de Nicea, actualmente Iznik, donde se desarrolló una liturgia ecuménica junto al lago de Iznik, en una pasarela en las proximidades de las excavaciones arqueológicas de la antigua Basílica de San Neófito, donde se habría convocado el Concilio de Nicea, la asamblea que unió por primera vez al oriente y el occidente eclesial en el año 325.
Además de rezar el credo con los líderes de las confesiones cristianas locales, el Papa repitió la pregunta que resonó en Nicea entonces: “¿Quién es Jesucristo en la vida de las mujeres y los hombres de hoy, quién es para cada uno de nosotros?”. Porque, según advirtió, existe el riesgo de que los cristianos reduzcan a Jesús a “una especie de líder carismático o superhombre, una tergiversación que al final conduce a la tristeza y la confusión”. Acto seguido, reivindicó superar “el escándalo de las divisiones que, lamentablemente, aún existen”, y animó a alimentar “el deseo de unidad por el que el Señor Jesús rezó y dio su vida”. En sus palabras, “cuanto más reconciliados estemos, tanto más podremos los cristianos dar un testimonio creíble del Evangelio de Jesucristo, que es anuncio de esperanza para todos, mensaje de paz y de fraternidad universal”.
De la mezquita al estadio
El sábado, León XIV visitó, y declinó rezar, en Estambul la Mezquita Azul antes de tener un encuentro privado con líderes de las diferentes iglesias, incluyendo al patriarca ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I, con el que firmó una Declaración Conjunta, la tercera entre Roma y Estambul, en el Palacio Patriarcal. En el texto se hace una llamada a la paz y se denuncia “cualquier uso de la religión y del nombre de Dios para justificar la violencia”. Así, en la declaración especifican que “el auténtico diálogo interreligioso, lejos de ser causa de sincretismo y confusión, es esencial para la coexistencia de pueblos de distintas tradiciones y culturas”.
León XIV presidió la misa en la tarde del sábado en el Volkswagen Arena de Estambul, comenzando así el Adviento. A los escasos católicos que viven en Turquía los invitó a fortalecer la unión “dentro de la comunidad, en las relaciones ecuménicas con los miembros de otras confesiones cristianas y en el encuentro con los hermanos y hermanas que pertenecen a otras religiones”. “Cuidar estos tres puentes, reforzándolos y ampliándolos de todas las formas posibles, forma parte de nuestra vocación”, remarcó. Finalmente, el Papa invitó a hacer un camino común entre los diferentes credos “derribando los muros del prejuicio y la desconfianza, favoreciendo el conocimiento y la estima mutua, para dar a todos un fuerte mensaje de esperanza y una invitación a convertirse en artífices de la paz”.
Finalmente el domingo, 30 de noviembre –san Andrés, titular originario de la sede constantinopolitana– León XIV visitó la Catedral Apostólica Armenia de Estambul donde nuevamente invitó a crecer en unidad mientras se despedía de el patriarca apostólico armenio, Sahak II Mashalian. Posteriomente celebró una liturgia en la Iglesia Patriarcal de San Jorge para comer después con Bartolomé I y ambos sorprendieron ofreciendo una bendición común.
