León XIV confiesa a Bartolomé I la prioridad de su pontificado: “La plena comunión entre todos los bautizados”

  • El Papa ha participado en la Divina Liturgia presidida por el patriarca en la Iglesia de San Jorge
  • El Pontífice ha pedido responder “juntos” a tres desafíos: la paz, la crisis ecológica y el uso de la tecnología

León XIV, en la Divina Liturgia presidida por Bartolomé I en la Iglesia de San Jorge

León XIV ha participado hoy en la Divina Liturgia presidida por el patriarca Bartolomé I en la Iglesia de San Jorge, sede del Patriarcado Ecuménico (Estambul). Durante su intervención, el Papa ha confesado que la “plena unidad entre todos los bautizados” es una de las prioridades de su pontificado. Al tiempo, ha pedido responder “juntos” a tres desafíos: la paz, la crisis ecológica y el uso de la tecnología.



“Nuestra peregrinación, en los lugares donde se celebró el primer Concilio ecuménico de la historia de la Iglesia, concluye con esta solemne Divina Liturgia, en la que hemos conmemorado al apóstol Andrés que, según la antigua tradición, trajo el Evangelio a esta ciudad. Su fe es la nuestra; la misma que han definido los Concilios ecuménicos y que hoy profesa la Iglesia”, ha comenzado diciendo el Pontífice.

Y ha continuado: “Con los jefes de las Iglesias y los representantes de las comuniones cristianas mundiales lo hemos recordado durante la oración ecuménica, la fe profesada en el Credo Niceno-Constantinopolitano nos une en una comunión real y nos permite reconocernos como hermanos”.

El patriarca Bartolomé, durante la Divina Liturgia en la Iglesia de San Jorge

El patriarca Bartolomé, durante la Divina Liturgia en la Iglesia de San Jorge

“No retroceder en el compromiso por la unidad”

Según sus palabras, “ha habido muchos malentendidos e incluso conflictos entre cristianos de distintas Iglesias en el pasado, y aún sigue habiendo obstáculos que nos impiden estar en plena comunión, pero no debemos retroceder en el compromiso por la unidad y no podemos dejar de considerarnos hermanos en Cristo y de amarnos como tales”.

Robert Francis Prevost ha recordado que, “inspirados por esta conciencia, hace sesenta años el papa Pablo VI y el patriarca Atenágoras declararon solemnemente que las desafortunadas decisiones y los tristes acontecimientos que llevaron a las recíprocas excomuniones del año 1054 debían ser borrados de la memoria de la Iglesia”.

Para León XIV, “este gesto histórico de nuestros venerados predecesores abrió un camino de reconciliación, de paz y de creciente comunión entre católicos y ortodoxos, que ha crecido también gracias a los tratos frecuentes, a los encuentros fraternos y a un prometedor diálogo teológico”.

Más compromio por la comunión

Durante su alocución, el Papa ha subrayado que, “a la luz de este camino ya emprendido, muchos han sido los pasos dados también a nivel eclesiológico y canónico y, hoy, estamos llamados a comprometernos más hacia la restauración de la plena comunión”.

En este sentido, ha agradecido el apoyo de Bartolomé al trabajo de la Comisión Mixta Internacional para el Diálogo Teológico entre la Iglesia Católica y la Iglesia Ortodoxa: “Espero que no se ahorren esfuerzos para que todas las Iglesias ortodoxas autocéfalas vuelvan a participar activamente en este compromiso”.

El Pontífice agustino, por su parte, ha confirmado que, “en continuidad con lo enseñado por el Concilio Vaticano II y por mis predecesores, buscar la plena comunión entre todos los que están bautizados en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, en el respeto de las legítimas diferencias, es una de las prioridades de la Iglesia católica y, de modo particular, de mi ministerio como Obispo de Roma, cuyo papel específico a nivel de Iglesia universal consiste en estar al servicio de todos para construir y preservar la comunión y la unidad”.

Tres desafíos comunes

Por otro lado, “para permanecer fieles a la voluntad del Señor de cuidar no solo de nuestros hermanos en la fe, sino de toda la humanidad y de toda la creación”, León XIV ha señalado que ambas Iglesias están llamadas a “responder juntas a los llamamientos que el Espíritu Santo les dirige hoy”.

En primer lugar, “ante todo, en este tiempo de sangrientos conflictos y violencia en lugares cercanos y lejanos, católicos y ortodoxos están llamados a ser constructores de paz. Se trata ciertamente de actuar, de tomar decisiones y realizar signos que construyan la paz, sin olvidar que esta paz no es solo fruto de un esfuerzo humano, sino don de Dios”. Por eso, ha añadido, “la paz se implora con la oración, con la penitencia, con la contemplación, con esa relación viva con el Señor que nos ayuda a discernir las palabras, los gestos y las acciones que debemos emprender, para que estén verdaderamente al servicio de la paz”.

En segundo lugar, “otro desafío que nuestras Iglesias deben afrontar es la amenazadora crisis ecológica que, como Su Santidad ha recordado a menudo, requiere una conversión espiritual, personal y comunitaria, para cambiar de rumbo y salvaguardar la creación. Católicos y ortodoxos estamos llamados a colaborar para promover una nueva mentalidad, en la que todos se sientan custodios de la creación que Dios nos ha confiado”.

En tercer lugar, “un desafío común que quisiera mencionar es el uso de las nuevas tecnologías, especialmente en el ámbito de la comunicación. Conscientes de las enormes ventajas que pueden ofrecer a la humanidad, católicos y ortodoxos deben trabajar juntos para promover un uso responsable de ellas, al servicio del desarrollo integral de las personas, y una accesibilidad universal, para que tales beneficios no queden reservados a un pequeño número de personas y a los intereses de unos pocos privilegiados”.

“Al responder a estos desafíos, confío en que todos los cristianos, los miembros de otras tradiciones religiosas y muchos hombres y mujeres de buena voluntad puedan cooperar en armonía en la búsqueda del bien común”, ha concluido el Pontífice.

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