Estamos en la época donde comienza a enfriar la tarde, se siente una cierta melancolía en el ambiente, los colores naranja y ocre se hacen presentes y los atardeceres nos recuerdan que se aproxima un cambio. Hoy quiero hacer una sencilla reflexión acerca de una estación que personalmente me gusta y me hace pensar en muchas cosas y es que el otoño trae consigo transformaciones, es una de mis estaciones preferidas.
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Es la antesala del invierno, las hojas de los árboles caen y personalmente experimento una melancolía muy particular, es el otoño el que me recuerda la tristeza de quienes ya no están con nosotros, de quienes se han ido y han dejado en nuestros corazones una gran cantidad de recuerdos, anécdotas y palabras que siguen escuchándose en lo más hondo de nuestro ser.
Siempre el otoño ha sido para mí una estación reflexiva y de preparación, hasta los alimentos que comemos cambian, los frutos y los sabores son diferentes en esta hermosa estación. En el aire se percibe ‘algo’ y la naturaleza nos lo recuerda mostrándonos y haciendo evidente que el cambio ha comenzado.
Cambio de actitud: nueva perspectiva
Nosotros también deberíamos cambiar como lo hacen las estaciones, ajustar y entender que nada es permanente, que tenemos la posibilidad de evolucionar en nuestros pensamientos y emociones, que debemos ajustar nuestra manera de ser y es que hay muchas personas que piensan: “así he sido siempre y nunca voy a cambiar”. “He aquí, yo hago nuevas todas las cosas”. Apocalipsis 21, 5. Si observamos a nuestro alrededor el cambio es constante y eso nos debería enseñar, estamos invitados a cambiar, ajustar y comenzar de nuevo.
Muchas personas se quedan en el error, no quieren volver a intentarlo, se niegan a amar porque tal vez no tuvieron una buena experiencia con el amor en pareja. Personas que viven amargadas porque no tomaron decisiones a tiempo, en ocasiones necesitamos un cambio de actitud y eso ayudaría a tener una nueva perspectiva de nuestra propia vida.
A ti que semana a semana lees este espacio, te invito a que pienses en la esencia del otoño, que de la misma manera deberíamos hacerlo en nuestra vida, tal vez ha llegado el momento de pensar en ese problema que no hemos podido resolver por falta de humildad o de orgullo y exceso de soberbia, pensar en cambiar nuestro egoísmo, presunción o vanidad.
Emociones: como el viento
Es momento de entender que cambiar algo en nosotros es el primer paso, no dejemos que nuestras actitudes del pasado definan lo que podemos ajustar. Las emociones son como el viento, no podemos detenerlas, pero podemos ajustar nuestras velas para navegar mejor.
Adaptarnos implica un crecimiento personal, cambiar debería ser parte de nuestra responsabilidad, vivir es crecer y modificar nuestras acciones no significa dejar de ser coherentes con lo que somos y pensamos, si nuestros valores son claros podemos modificar nuestra manera de pensar. En momentos difíciles, cuando la emoción es destructiva, recuerda que la ira, el resentimiento y los celos, no pueden cambiar el corazón de los demás, el único que es afectado es tu corazón.
Tal vez sea momento de cambiar todo eso que sentimos y mirar cómo el otoño lentamente se va preparando para recibir la siguiente estación: el invierno.
