Rafael Salomón
Comunicador católico

¡Dejar de lamentarnos por lo que no tenemos!


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¿Sientes que has hecho tu mejor esfuerzo y no pasa nada? Entonces esta reflexión es para ti. Todos hemos tenido alguna vez en nuestra vida un sentimiento que lejos de impulsarnos nos hunde, creemos que hemos perdido el rumbo y que nuestra labor no ha dado los frutos que imaginamos y hasta que esperamos.



Se trata del desánimo, ese que acaba con toda esperanza, es la oscuridad que entra a nuestras vidas para recordarnos que no todo lo que soñamos se puede alcanzar y es en ese momento cuando experimentamos una baja de autoestima, nuestras fuerzas disminuyen y por qué no decirlo, sentimos que hasta Dios nos ha abandonado. “La alegría es un buen bálsamo, pero un espíritu afligido puede secar los huesos”. Proverbios 17, 22.

Las escrituras nos alertan acerca de permanecer en ese estado de tristeza y dolor y aunque todos pasaremos por esos momentos, debemos considerar que sentirnos así es normal, son emociones que aparecen en diferentes etapas de nuestra vida y hacen que solo nos centremos en aquello que no tenemos, en ese momento dejamos de valorar nuestros logros y lo que hemos alcanzado. Para esos instantes de dificultad, en los que el desánimo aparece, tenemos la fuerza espiritual, la única que nos permitirá salir adelante.

Hombre lluvia

Día de lluvia. Foto: EFE

“Levantar una vez más la cabeza”

“No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré, y te ayudaré, y te sustentaré con mi diestra victoriosa”. Isaías 41,10. Recordar este texto bíblico en los momentos de desánimo, nos ayuda a comprender que nunca hemos estado solos y que en ocasiones las cosas no sucederán como las esperamos, es la voluntad de Dios y aceptarla nos da una gran oportunidad: la de entender el plan que tiene para cada uno de nosotros. “Confíen a él todas sus ansiedades, porque él cuida de ustedes”. 1 Pedro 5,7.

Es momento de levantar una vez más la cabeza y dejarnos de lamentar por lo que no tenemos o por lo que no ha llegado, todo será en el tiempo perfecto de Dios, todo sucederá en el instante preciso, ni antes, ni después. No permitas que la rutina sin recompensas, la sobrecarga de responsabilidades, problemas de salud, desequilibrios químicos, eventos traumáticos, cambios drásticos en la vida y problemas económicos, te impidan alcanzar la felicidad de vivir en plenitud.

Si identificas alguno de estos aspectos, trabaja en ellos, con calma, con tranquilidad y fe, Dios tiene siempre el camino para que encuentres el propósito de aquello que te ha desanimado. La oración es un bálsamo hermoso que nos ayuda a transitar por ese camino, inténtalo una vez más y verás que Dios es mucho más de lo que puedes esperar, sanará y renovará la vida como nunca te lo hubieras imaginado. “Dios da fuerzas al cansado y aumenta el vigor del que no tiene fuerzas”. Isaías 40, 29.