“¿Preparados para la nueva etapa? ¿Preparados para la vida desde la experiencia de la resurrección?”. Con este desafío a modo de pregunta, Cristina Inogés y María Luisa Berzosa, dos de las asesoras de Francisco y referentes en el proceso sinodal abierto por el Papa jesuita, se presentaron este fin de semana en la V Asamblea de la Red Mundial de Católicos Arco Iris que acoge en Madrid a representantes del colectivo LGTBI cristiano y a quienes los acompañan.
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En un mano a mano y con el pasaje de los discípulos de Emaús como eje, la laica y la religiosa jesuitina compartieron una propuesta sobre cómo han de aterrizarse la hoja de ruta marcada por el Sínodo de la Sinodalidad. Para ello, recordaron a los presentes todo el camino recorrido en estos años, que ha permitido, según explicó Berzosa, “tocar de cerca el inmenso pluralismo de nuestra Iglesia”, así como “reconocer que tenemos personas en los márgenes, desconocimiento y mido, momentos de convivencia formal e informal”.
Pasión y entusiasmo
Desde ahí, expuso cómo las jornadas de trabajo en Roma fueron reflejo de “una fuerza, hecha de pasión y entusiasmo”, que invita a seguir “luchando por la inclusión de las personas LGTBI y de cuantas tenemos en los márgenes de nuestra Iglesia”.
Inogés, por su parte, expuso cómo “la mesa de la acogida en nuestra fe no es nuestra”, en tanto que “Jesús invitaba e invita a las personas, con sus vidas, alegrías, frustraciones, sexualidad”. “Todos somos invitados”, enfatizó la teóloga aragonesa, emulando ese “todos, todos, todos” de Jorge Mario Bergoglio.
“Después de la experiencia de la resurrección ya nada es igual, porque Cristo resucitó para todos, todas, todes”, diría después la madre sinodal, que quiso trascender el hecho de que a veces “no nos vemos representados, nombrados, tenidos en cuenta. “No pasa nada, estamos en la vida para resucitar y ayudar a resucitar a otras personas”, añadió.