El 26 de agosto, la Iglesia en Argentina celebra la vida del beato Ceferino Namuncurá, en el 139º aniversario de su natalicio. La fiesta, que se inscribe en el tiempo del Jubileo de la Esperanza, se agranda este año con la conmemoración de los 150 años de la llegada de la primera expedición misionera salesiana a la Argentina, bajo la consigna “Con Ceferino caminamos juntos, peregrinos de esperanza”.
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Recordamos que, en la Misa de Beatificación de Ceferino Namuncurá, el cardenal Tarcisio Bertone dijo: “Ceferino nació en una familia ilustre y generosa de la poderosa tribu de los indios araucanos, en tierras de la Patagonia. La santidad pudo florecer en él porque encontró un terreno fértil y rico en cualidades humanas, propias de su tierra y de su estirpe, cualidades que él asumió y perfeccionó. Nos agrada ver en el beato Ceferino toda la historia, tantas veces dramática de su pueblo. Él resume en su persona los sufrimientos, aspiraciones y anhelos de los mapuches a los que durante los años de su infancia les fue anunciado el Evangelio, y abriéndose ellos al don de la fe”.
Ante la peregrinación a Chimpay, considerada la manifestación de fe más grande de la Patagonia Argentina, Vida Nueva entrevistó al padre obispo Esteban María Laxague, quien es sacerdote salesiano desde 1986 y fue elegido obispo de la diócesis de Viedma en 2002 por el papa san Juan Pablo II. En la Conferencia Episcopal Argentina fue miembro de las comisiones de Vida Consagrada, de Catequesis y de Pastoral Carcelaria; actualmente es miembro de Pastoral Aborigen. Es profesor de Filosofía y Pedagogía y bachiller en Teología.
Ser útil
Pregunta.- ¿Cuántos años lleva peregrinando a Chimpay con el Pueblo de Dios que se acerca para estas fechas y qué fue aprendiendo en este camino? ¿Cómo es su relación personal con el beato Ceferino Namuncurá?
Respuesta.- Peregrinar a Chimpay, cuna de Ceferino Namuncurá, es frecuentemente mi meta, a veces solo, otras en grupo, viviendo siempre esa rica experiencia de ser parte del Pueblo de Dios Peregrino que reconoce a Ceferino como un don para todos, sin excluir a nadie.
Como peregrino vivo, gozo y experimento toda la ayuda y el ánimo que él me brinda. Eso que justamente Ceferino prometió aquí en Chimpay a la temprana edad de once años: “quiero ser útil a mi gente”.
De manera particular, en estos 23 años como obispo de la diócesis de Viedma, he podido vivir la peregrinación anual que se da en torno a la fecha de su nacimiento –26 de agosto 1886–, y se realiza el último domingo de agosto.
La vida es peregrinar, siempre con una meta, un anhelo, buscando aquello que hace a la dignidad de la persona y de la comunidad y, al mismo tiempo, es abrirse a nuevos horizontes. Cada peregrinación despierta y anima emprender nuevos caminos, caminos que anuncian y construyen algo nuevo.
Como peregrino puedo afirmar que cada vez que llego a la cuna de Ceferino voy adentrándome y creciendo en el servicio que la Iglesia me confió, ser obispo de esta porción del pueblo de Dios que peregrina en Río Negro.
Ceferino me abre el corazón para conocer y amar este pueblo con el que camino, y juntos abrirnos más y más a Dios, a su Buena noticia. Puedo decir que cada peregrinación a Chimpay me hace crecer en mi misión de ser pastor en la huella de Jesús.
Desde los 10 años conocí a Ceferino Namuncurá, cuando inicié mi escolaridad en Fortín Mercedes. Él siempre me acompañó, así lo viví y lo vivo; me alentó en cada etapa de mi vida. A los 10 años me fortaleció al tener que dejar mi casa, mis padres, el campo donde vivía para iniciar mis estudios en Fortín Mercedes. A los 18 años me animó a decir “Sí” a ese llamado de ser útil a los demás desde la vocación sacerdotal y salesiana. Como seminarista y sacerdote me condujo a tener predilección por los niños y jóvenes más olvidados. A los 45 años me dio coraje para volver a decir “Sí” a este servicio tan imprevisto de ser Obispo en las tierras donde él había nacido en 1886. Siempre estuvo presente, siempre con un mensaje que me movilizó a peregrinar, a caminar para aportar lo mío a la sociedad, a no caer en un conformismo, a crecer, a ser santo como nos propone el Padre Dios.
Ser hijos de Dios
P.- ¿Qué es eso tan fuerte y profundo que encarna Ceferino para los quienes lo siguen desde siempre?
R.- Lo hemos expresado y quedó grabado en la fiesta de su beatificación: Ceferino hijo de Dios y hermano de todos. En él, con él, descubrimos el don tan grande de ser Hijos de Dios, amados por Dios. En tantas situaciones donde la vida es rechazada, maltratada, olvidada, … la mirada de Ceferino nos vuelve a despertar a lo más grande: soy hijo de Dios, soy valioso para Dios, él nunca me abandona, Él nos cuida. Ceferino nos devuelve siempre a la certeza de que Dios nos escucha, y nos conoce, nos ama, somos sus hijos.
Y junto a esta certeza, e íntimamente unida a ella, Ceferino nos regala vivenciar que somos parte de una gran familia, que somos hermanos. Las manos de Ceferino despiertan nuestras manos para la fraternidad, la comunión, el perdón, el cuidado de otros, el compartir, el cuidado de la naturaleza, nuestra casa, madre y hermana. Los pies de Ceferino nos animan a salir al encuentro del otro, a valorar a todos, a lo mejor con culturas diversas, nos lleva a descubrimos pueblo, necesitados unos de otros, don para los demás.
Creo no equivocarme que nuestro gran aprecio por Ceferino, joven de nuestra tierra, perteneciente a los pueblos originarios de nuestra Patagonia, tiene su raíz al descubrir en él al compañero de camino, el Santo, que despierta y reaviva, esto tan profundo y esencial que cada uno es: ser hijos de Dios y hermanos de todos.
Ceferino a los jóvenes
P.- ¿Qué consejos les daría Ceferino a los jóvenes de hoy?
R.- Es muy lindo imaginar a Ceferino en una rueda de jóvenes de hoy, diciéndoles lo que hubiera dicho siempre, a lo largo de las generaciones:
- Tu vida vale, y vale mucho. No lo dudes.
- No dejes de buscar a Jesús, al encontrarlo cuida tu amistad con Él, no te arrepentirás de esa amistad.
- Hay más alegría en dar que recibir. Hacé de tu vida “un don” para los demás. Siempre misionero.
- No te achiques frente a las dificultades.
- Buscá ayuda. En el camino de la vida siempre Dios pondrá alguien que te escuche, aconseje, sostenga.
P.- ¿Qué citas del Evangelio describen en profundidad al beato patagónico?
R.-Vuelvo a la Palabra proclamada en la Misa de la Beatificación el 11 de noviembre de 2007 en Chimpay: “Aquí estoy” (Ex.3,1-9. 15). “El que es fiel a la ley del Señor dará muchos frutos en la vida” (Salmo 1). “No te dejes vencer por el mal. Por el contrario, vence el mal, haciendo el bien”. (Rom.12,9-21). “Te alabo Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños” (Lc. 10,21.24).
