Rafael Salomón
Comunicador católico

Una mentira disfrazada de verdad


Compartir

El noveno mandamiento es: “No levantarás falsos testimonios ni mentirás”. Este mandamiento prohíbe dar testimonio falso o mentir sobre otra persona, ya sea en un contexto legal o en la vida cotidiana. Implica la obligación de decir la verdad y de evitar cualquier forma de engaño o difamación que pueda perjudicar a otros. En la Biblia lo encontramos en Éxodo 20, 16.



En el mundo que hoy nos corresponde vivir parece que es todo lo contrario, mientras más hables mal de alguien, gustarás y serás del agrado de muchos y por el contrario, si eres de los que buscan hablar con la verdad, muy pocos serán los que estén contigo. Lo podemos ver todos los días, aquello que llama la atención es el escándalo, la mentira, el engaño, la trampa, todo esto muy alejado de los preceptos que Dios nos indica y que nos invita a seguir.

¿Qué nos está pasando como humanidad? ¿Qué nos sucede como hijos de Dios? ¿Por qué nos alejamos de lo que Él desea como un bien para nosotros? La humanidad vuelve a hacer de lado las enseñanzas que nos permiten alcanzar la felicidad, nuestra soberbia y egoísmo se presentan una vez más y dejan a un lado las bases para vivir plenamente.

La difamación está a la orden del día

Hablar con la verdad no es una aspiración, quien habla con la verdad se percibe como débil, en un mundo donde abundan los ‘tiburones’, donde el más feroz es el que miente y el que aniquila a los demás y ese es el que goza de mayor posición frente a todos.

Infieles concierto

Infieles concierto. Foto: captura de pantalla

La difamación está a la orden del día y para muestra, hace unos días en un concierto de un grupo muy famoso sucedió algo que lejos de ser una acción para hacernos reflexionar se convirtió en el pretexto perfecto para acabar con la reputación de dos personas y esto se convirtió en ‘tendencia’ mundial. Una pareja fue afocada durante el momento romántico y ambos reaccionaron de una forma que evidenciaron su infidelidad.

Los ‘ojos del mundo entero’ se posaron en la pareja, él es director de una empresa y ella, la responsable del departamento de recursos humanos. En cuestión de minutos la historia de esta infidelidad viajó por todo el planeta y como resultado la empresa y la familia de ambos tomaron acciones para desacreditarlos.

Evidenciar para perjudicar

En esta historia en especial no veo por ningún lado el querer mostrar la verdad, más bien fue evidenciar para perjudicar, exponer y acabar con la integridad de dos personas. Lo que veo en todo esto es una mentira disfrazada de verdad; sin duda, la relación de la pareja no era correcta y ese fue el error. A esto se le llama infidelidad y por supuesto que eso no está bien, pero tampoco la forma en cómo se llevó a cabo y la exposición de las personas, eso es lo cuestionable.

Jesús nos invita a corregir sin hacer daño, ayudar sin destruir la integridad de nadie, hacerlo entrar en razón con amor, así lo hubiera hecho Él. ¿Pero qué fue lo que sucedió? En las redes sociales la pareja fue aniquilada, señalada de tal manera que ahora están pagando las consecuencias de ser ‘tendencia’ y de mostrar su infidelidad.

Hay formas de hacer entrar en razón a las personas, de no evidenciar ni señalar, veo una enorme mentira, una ‘doble moral’ de quienes decidieron dar a conocer el ‘pecado’ y percibo como algo que fue señalado severamente por Jesucristo; lo hacía frecuentemente con los fariseos, porque ellos evidenciaban el ‘fallo’, sintiéndose con la autoridad moral de ser diferentes a los demás.