José Luis Pinilla
Horizontes abiertos y presidente de CONFER-ALCALA. Grupos Loyola

Mapa de presencias: cartografía del Evangelio vivo


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Un canto profético a la Vida Religiosa y su servicio invisible.

En un tiempo marcado por lo efímero, donde lo superficial se impone y el ruido ensordece las llamadas del corazón, la Vida Religiosa dibuja un mapa silencioso pero profundo. Es un mapa de presencias, de almas entregadas, de manos tendidas sin aspavientos, de misericordia encarnada en las calles, en los márgenes, en los umbrales donde el mundo olvida.



La CONFER, a través de su departamento de Justicia y Misión, ha dado a luz un instrumento profético: una Guía de Recursos Sociales de la Vida Religiosa en España. No es solo un inventario. Es una cartografía del amor comprometido, del Evangelio traducido en acción, de la compasión institucionalizada sin perder su ternura. Más de 600 recursos, de 150 instituciones que sirven a más de 310.000 personas. ¿Cabe mayor evangelio que este?

Aquí no hay titulares rimbombantes ni estadísticas que se vendan al mercado del éxito. Hay, sin embargo, una belleza escondida, la de lo que no busca recompensa. Esta guía no solo visibiliza obras sociales: revela rostros, historias, lágrimas y esperanzas compartidas, sembradas por hombres y mujeres consagrados que viven desde el don, no desde el poder.

Cada punto en este mapa es una presencia. Y cada presencia, una respuesta al clamor del mundo. Migrantes, víctimas de trata, personas sin hogar, barrios olvidados, jóvenes sin oportunidades, mayores solos… todos tienen, en este tejido invisible de amor, un lugar donde se les llama por su nombre.

Recursos CONFER

En tiempos donde se discute el valor de la Vida Religiosa, esta guía responde con hechos, con fidelidad callada, con la fuerza humilde del servicio. ¿Qué más profecía se puede pedir que la de quienes eligen el último lugar, que no buscan aplausos, sino sanar heridas?

Y es que la Vida Religiosa no es una reliquia del pasado, sino un testimonio urgente del presente. No es un estilo de vida reservado para unos pocos elegidos, sino una propuesta radical de amor, una llamada que sigue resonando en el corazón del mundo. Cada obra, cada proyecto, cada centro recogido en esta guía, es una semilla del Reino germinando en tierra concreta.

Fiel a su misión

Ese departamento de Justicia y Misión de la CONFER –integrado por las áreas de Migraciones y Trata; Misión y Cooperación; y Justicia, Paz e Integridad de la Creación y Acción Social– ha comprendido que el Espíritu también habla en la organización, en la conexión, en el discernimiento común. Por eso, tras veinte años desde la última edición, nace esta nueva guía: un instrumento actualizado y vivo, que refleja cómo la realidad ha cambiado y cómo la Vida Religiosa ha sabido seguir caminando con ella, fiel a su misión.

Disponible ya online, esta guía no solo mapea ubicaciones geográficas: muestra modos de presencia, estilos de intervención, caminos de colaboración. Filtrable por provincia, por tipo de recurso, por ámbito de actuación… permite ver el cuerpo vivo y polifónico que la Vida Religiosa representa. Algunos recursos no aparecen por razones de seguridad y confidencialidad, pero su impacto está recogido. Porque también el silencio, cuando cuida y protege, evangeliza.

fotos de proyectos de religiosos sobre una red Jornadas de Justicia y Solidaridad 2017 CONFER

Esta guía se actualizará con el tiempo. Y eso es también símbolo de la Vida Religiosa: una vocación que no se anquilosa, sino que se renueva en el Espíritu, abierta a los signos de los tiempos, en escucha activa del clamor de los pobres y de la tierra.

Que este “mapa de presencias” no se quede en una herramienta digital. Que sea una llamada a la conciencia, a la gratitud, y, sobre todo, a la implicación. Que nos duela el mundo, como les duele a ellas y ellos. Que sigamos creyendo que el amor organizado, el que se arremanga, puede cambiar realidades.

Y que la Vida Religiosa siga siendo, como este mapa revela, la ternura de Dios hecha presencia, encarnada en lo pequeño, lo frágil, lo imprescindible. Porque en cada gesto, en cada entrega, en cada vida consagrada, el Evangelio continúa escribiéndose con manos humanas.