“La Palma sabe que la Virgen de las Nieves es madre, refugio, consuelo y esperanza”

  • La imagen de la patrona de la isla hizo ayer la entrada triunfal a Santa Cruz y ya “descansa” en la iglesia de El Salvador
  • El arzobispo de Sevilla, José Ángel Saiz Meneses, presidió la misa pontifical diez años después de la última Bajada

70ª Bajada de la Virgen de las Nieves, patrona de La Palma

“Esta fiesta lustral es, ante todo, una proclamación de fe. Es la confesión de un pueblo que sabe que María es madre, refugio, consuelo y esperanza”. Así lo expresó ayer al mediodía el arzobispo de Sevilla, José Ángel Saiz Meneses, durante su homilía en la misa pontifical que presidió tras la entrada triunfal de la Virgen de las Nieves, patrona de La Palma, en Santa Cruz.



La imagen ya “descansa” en la iglesia de El Salvador tras la procesión que pone fin a la 70ª Bajada de la Virgen diez años después -las fiestas tienen lugar cada cinco años, pero en 2020 se suspendieron por la pandemia-, que este 2025 tenía como lema ‘María, Peregrina de esperanza’, según informa la Diócesis de Tenerife.

“La Madre está en casa”

“Tras los años duros que han marcado la historia reciente de esta isla, celebramos con fe y esperanza la llegada de María santísima a esta iglesia matriz”, expresó el arzobispo, invitado para la ocasión, tras sus saludos a las autoridades, entre ellas, el representante del Rey, responsabilidad que recayó en el presidente del Gobierno de Canarias, Fernando Clavijo

Y añadió: “Su presencia entre nosotros no es solo una visita, sino un signo maternal del consuelo y del amor de Dios. María, peregrina de esperanza, camina con nosotros. A su protección y amparo presentamos nuestras heridas, nuestras luchas, y también nuestras alegrías. Hoy La Palma se encuentra de fiesta porque la Madre está en casa”.

Por otro lado, a la luz de la parábola del Buen Samaritano, el prelado recordó que hacerse prójimo es conmoverse ante el sufrimiento ajeno: “Ese es el ejemplo que nos ofrece Nuestra Señora de las Nieves, que en cuanto recibe el anuncio del Ángel se pone en camino hacia la montaña, para ayudar a su prima Isabel. María es la mujer que sale al encuentro, que acompaña, que sirve, que está siempre al lado del necesitado, en servicio delicado a los demás”.

Al término de su alocución, Saiz Meneses deseó “que esta Bajada sea un nuevo Pentecostés para La Palma. Que brote una Iglesia renovada en el amor, comprometida con los pobres, servidora del Evangelio. Que se fortalezca la pastoral familiar, la vida consagrada, el testimonio de los laicos, la unidad entre las parroquias y la caridad organizada, como bien lo muestra el proyecto solidario con Senegal promovido por Cáritas”.

70ª Bajada de la Virgen de las Nieves, patrona de La Palma

70ª Bajada de la Virgen de las Nieves, patrona de La Palma

La “aventura global” de la esperanza

Un día antes, el sábado, miles de palmeros acompañaron a la Virgen desde la montaña hasta la plaza de la Encarnación tras la misa presidida por el obispo de Tenerife, Eloy Santiago.

En su homilía, el prelado destacó que “María, en este año jubilar, se convierte para todos los palmeros, y para todos nosotros, en signo de esa esperanza que nos abre al futuro. Hay razones para esperar. Francisco nos invitó durante su pontificado a vivir esta aventura global de la esperanza. Y María es testimonio de ella. No se trata de simple optimismo ilusorio, sino del realismo de la vida que viene desde el don de Dios, desde la gracia, desde la confianza en el Señor”.

70ª Bajada de la Virgen de las Nieves, patrona de La Palma

70ª Bajada de la Virgen de las Nieves, patrona de La Palma

En el recibimiento en la plaza, el alcalde de Santa Cruz de la Palma, el popular Asier Antona, recordó que “no podemos perder la perspectiva de lo que significa realmente la Virgen de las Nieves. Nuestra señora es el centro de todos los actos de la Bajada. Se trata de una manifestación esencialmente religiosa”.

Tras las palabras de Antona, Saiz Meneses pronunció su alocución de bienvenida: “En este día, Santa Cruz de La Palma no es simplemente una ciudad, es un altar abierto bajo el cielo estrellado del Atlántico; y tu trono, llevado por manos devotas y corazones esperanzados, es signo de una promesa que no se olvida, de una fidelidad que no desfallece”.

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