Los valores en la casa se han ‘relajado’ al grado de desaparecer. Actualmente vivimos una etapa en donde la transmisión de ellos han dejado de ser importantes o simplemente ya no son una prioridad social; es más, se han llegado a cuestionar dentro del hogar. Ha cambiado la transmisión de estos y con profunda tristeza he sido testigo de cómo algunos padres de familia se han vuelto permisivos o ignoran su importancia.
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Frecuentemente vemos en las noticias acciones de personas que debido a la práctica de los valores en su diario vivir, cometen actos aberrantes y sin respeto por la dignidad ni por la vida. En muchas partes del mundo vemos un ‘retroceso’, formas arcaicas de resolver conflictos y sin duda un alejamiento de Dios. Hoy los valores se han tergiversado y se enaltece la hiperproductividad aun en contra de lo que pueda dictar la ética.
Se presentan una enorme cantidad de opciones y estímulos, que llega a ser difícil identificar lo bueno y lo malo; hemos alcanzado una relatividad muy peligrosa, por esa razón la transmisión de los valores sigue siendo un gran desafío que en momentos llega a ser desalentador. No todo está perdido para quienes tenemos hijos, ya que los consejos que nos ofrece la Santa Iglesia son de gran valor, por algo ha sido maestra de todos los tiempos, nos enseña a pensar en ‘nosotros’ antes que pensar en ‘mí’.
Vivir y compartir los valores
La responsabilidad esencial de los padres es el afecto ordenado en función de Dios, que tiene como aspiración la santidad. Ellos han de estar atentos a los signos de una naturaleza caída por el pecado, para desenmascararlos y combatirlos. Aunque a veces nos sentimos como si fuéramos navegando contracorriente, en ocasiones las tendencias nos impiden alcanzar nuestro objetivo, no debemos dejar de creer en los valores y llevarlos a cabo en nuestro diario vivir, compartirlos en familia y de ser posible hacer la diferencia.
El expresidente de Uruguay, José ‘Pepe’ Mujica, nos dejó una frase tan llena de verdad y al mismo tiempo de una gran aplicación en cuanto al tema de los valores: “Ser bueno no te deja nada material, pero te permite dormir con la conciencia tranquila“.
Dicho por un hombre que dejó muchas enseñanzas y que el poder no le quitó su verdadera esencia. Porque es bien sabido que el estatus y el dinero cambian a las personas, modifican sus valores y que la presión social llega a ser tan grande que muchos se vuelven permisibles a lo que en otro momento de su vida sería impensable que lo hubieran hecho.
“Caminar humildemente con tu Dios”
Así es nuestro ‘barro’ frágil y dispuesto a la tentación, por esa razón debemos ser firmes y compartir en el hogar con tenacidad y constancia los valores en los que creemos, ejemplificarlos y ser coherentes porque de lo contrario, habrá generaciones a quienes les fastidien las virtudes y los valores, continuarán pensando que son una pérdida de tiempo.
“Se te ha hecho saber, ¡oh hombre!, lo que es bueno, lo que Yahvé exige de ti: tan sólo practicar la justicia, amar la misericordia y caminar humildemente con tu Dios”. Miqueas 6, 8.
En el hogar, en la escuela, en el trabajo y en todo momento buscar el bien como Jesucristo nos enseñó, con su vida, con su ejemplo y con todo su corazón. Algo retador para toda la humanidad.
