Una nueva alianza así es la Buena Nueva, es la forma en la que nos relacionamos con el amor de Dios, con un Padre amoroso que nos recibe sin preguntarnos nada, solo espera el momento en que nos decidamos a abrir nuestro corazón y comencemos a caminar en su compañía, conocerle y confiar en sus promesas. Nada sencillo para un mundo en el que todo se quiere controlar, se trata de una hazaña con muy pocas posibilidades donde el esfuerzo y reconocimiento son los estándares a valorar.
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Vivir esa alianza, creerla y entregarse a ella puede ser muy complicado y hasta ignorado, se trata de la entrega de amor hecha por Jesucristo que nos invita a plantearnos toda nuestra existencia. Las siguientes palabras de Jesús en la última cena: “Esta es mi sangre de la alianza que es derramada por muchos”. Mc 14, 24. Su entrega al extremo nos ofrece la esperanza de una nueva vida y una relación mas cercana con Dios Padre.
Qué necesario es en nuestro mundo recibir un mensaje que nos devuelva seguridad y certeza, sabernos amados por el hecho de existir y aceptar que, mientras haya pecado en nuestro corazón, no podemos vivir en libertad. La nueva alianza transforma todo lo que somos, de muy poco sirve cambiar nuestras estructuras si en nuestro interior sigue habitando el odio, resentimiento, envidia y continuamos comportándonos como tiranos.
La alianza con Dios
El amor debe moldear nuestras vidas de tal manera que, podamos vivir un antes y un después, la nueva alianza es un parte aguas, es acercarnos a un Dios que nos acepta como somos y confía en que podamos ser diferentes, mejorando nuestras capacidades. La palabra y los sacramentos son necesarios para vivir la nueva alianza con Dios, no podemos ser católicos sin conocer y ejercitar los sacramentos y la palabra.
“Por eso él es el mediador de un nuevo pacto entre Dios y la gente, para que todos los que son llamados puedan recibir la herencia eterna que Dios les ha prometido”. Hebreos 9,15. Cuando veo a mi alrederor, no puedo dejar de pensar en la manera como estamos viviendo, cada uno con sus circunstancias, sin querer ser comunidad, buscando nuestras propias respuestas. Es el enorme vacío de nuestros tiempos, dar soluciones momentáneas, casi instantáneas ante enigmas que probablemente nunca descifraremos.
La vida es un misterio y así debemos transitarla, entre certezas e incógnitas ¿cuál es la razón por querer descubrirlo todo, saberlo todo? Tal vez la alianza con Dios sea esa también, dejarnos sorprender por su infinito amor y sabiduría, comprenderla no está en nuestra naturaleza limitada. Es curioso como actualmente se tienen actitudes ignorando la alianza con Jesucristo, haciendo de lado sus enseñanzas, su sencillez.
Vivamos nuestra existencia con la confianza en nuestro Dios que decidió entendernos a plenitud haciéndose uno con nosotros, es tiempo de dejarnos amar y de aceptar todo lo que nos da, sin cuestionar. La nueva alianza con Dios está al alcance de ti y de mí, de todo aquel que desee aprender, de un amor sin medida y de todo aquello que puede transformar nuestros valores hacia lo alto.

