Diócesis mexicanas inician su proceso sinodal

En sus homilías dominicales, varios obispos explicaron la importancia de este proceso para recuperar la verdadera identidad como Iglesia de Jesucristo que camina en México

Carlos Aguiar en Basílica de Guadalupe

Este 17 de octubre, dio inicio formal el proceso sinodal en todas las diócesis del mundo. En el caso de México, varios obispos aprovecharon sus homilías para resaltar la importancia de esta apertura, y recordaron a los fieles que la sinodalidad es el método para caminar juntos a través de la escucha, el discernimiento y las propuestas de acción.



Una oportunidad para servir juntos

El arzobispo de México, el cardenal Carlos Aguiar, desde la Basílica de Guadalupe, explicó que la sinodalidad, como método para caminar juntos, tiene tres pasos fundamentales: escucha recíproca, discernimiento eclesial y presentación de las propuestas consensadas a la autoridad eclesial en su correspondiente nivel.

“Este proceso -dijo– será un factor determinante para impulsar la anhelada renovación de la Iglesia, haciéndola capaz de auxiliar a los fieles para aprender a responder satisfactoriamente a los desafíos de nuestro tiempo, y así renazca el gozo de ser cristianos y la esperanza de edificar la civilización del amor”.

El arzobispo consideró que este proceso es una oportunidad para “aprender a servir juntos, recogiendo nuestras experiencias de vida, compartiéndolas y fortaleciéndonos para vivir acordes a nuestra vocación como hijos de Dios, integrándonos como una familia, y siguiendo el ejemplo de Jesucristo, de dar nuestra vida por la redención de la humanidad“.

Estar dispuestos a caminar juntos

Por su parte, el arzobispo de Monterrey, Rogelio Cabrera López, resaltó la importancia de que todos: laicos, consagrados, consagradas, sacerdotes y obispos “se dispongan seriamente a vivir la sinodalidad, participando de manera consciente en las actividades que se organizarán en esa arquidiócesis y en cada una de las parroquias, buscando en todo momento profundizar en esta imperante necesidad de aprender a caminar juntos, siempre escuchándonos y reflexionando en la comunión fraterna, para salir así fortalecidos en la fe que profesamos como miembros de la Iglesia”.

El también presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano aseguró que vivir la sinodalidad sólo será posible en la medida de que haya participación y compromiso, y esto será una de las prioridades en el caminar de la Iglesia diocesana y universal, teniendo el sólido fundamento en la Eucaristía.

“Porque solo desde la fuerza que emana de la Eucaristía, podremos hacer vida este camino que nos compromete en la caridad para con todos, particularmente con los más necesitados y alejados”, dijo.

Encontrarnos para caminar

El arzobispo de Guadalajara, el cardenal Francisco Robles, destacó que en este proceso de camino sinodal, el Papa ha señalado que lo importante es “saber encontrarnos, saber escucharnos y discernir, entender qué es lo que tenemos que mejorar, qué es lo que tenemos que hacer para ser verdaderamente la comunidad que Cristo quiere”.

Robles advirtió: “si nosotros pensamos que no hay nada que corregir ni depurar en nuestra condición de discípulos de Cristo, corremos el riesgo de quedarnos fuera de nuestra verdadera identidad de ser la iglesia de Jesucristo y fuera del mundo, porque no escuchamos, porque no nos encontramos con la gente porque no discernimos qué es lo que nos está pidiendo Dios”.

En ese sentido, pidió a los fieles de Guadalajara asumir el espíritu de apertura y de disponibilidad a participar, “y sobre todo asumamos en oración esta iniciativa de la Iglesia de recuperar nuestra sinodalidad, el hacer el camino todos y todas juntos con el Papa hagamos el camino juntos mirando a Jesucristo y recuperando nuestra vocación de seguimiento y fidelidad a él“.

En tanto, el arzobispo de Puebla, Víctor Sánchez, aseveró que si bien todos pensamos y actuamos de distinta manera, “somos la Iglesia de Jesús… y el Papa pide un tiempo. Son más o menos dos años en que nos esforcemos como Iglesia para caminar juntos. Sin solidaridad no podría haber posibilidad de caminar juntos… vivir en comunión como hermanos”.

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