Fernando Vidal
Director de la Cátedra Amoris Laetitia

Lo que solo es amor


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Parejas abiertas –adulterio consentido–, poliamor –amor sexual permanente con muchas personas–, comuamor –amor sexual en comuna o tribal–, grisasexual –atracción únicamente en ocasiones limitadas–, demisexual –sexo con previa vinculación afectiva–, fraisexual –sexo solo con quien no conoces y mientras no lo conoces más–, pansexual –amor sin límite de condición del otro–, polisexual –amor a todo género por igual–, asexual –sin atracción por nadie–, parafilias o kinks –sexo no convencional–, etc.



En esta última modernidad que vivimos, caracterizada por el desfondamiento del ser, progresivamente centrifugada en una crisis ontológica, los muy diferentes tipos de relaciones sexuales y de amor pretenden recorrer histéricamente todas las posibilidades imaginables, buscando el grial del amor.

Al final del día, todo es examinado por el amor, y el amor pesa con mayor gravedad que la de cualquier astro del cosmos. Al final de cada día, la persona sabe que busca un amor vivo que ningún juego puede simular. Al final, al corazón no se le puede engañar, porque solo puede satisfacer su sed con la auténtica relación humana, aquella en la que el amor arde esplendoroso, pero no se consume ni se destruye.

Su verdadero nombre

Al final de la noche, con quien quiera o como quiera que cualquiera se haya acostado, entre los restos de la celebración o del naufragio, el mismo sol amanece para todos y, a su luz, las cosas son llamadas por su verdadero nombre. Todo ser humano anhela un amor para siempre, pero en una cultura en la que existe tanta simulación y abandono, en la que el valor es el precio y el poder quiere convertirse en la única verdad, estamos desorientados, damos vueltas, se busca entre espasmos lo que solamente nos puede entregar el amor. El amor no es poli, ni queer, ni demi, ni plus, sino solo lo que es: amor.

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