El nuevo arzobispo de Tarragona apela a “la virtud del perdón a nivel eclesial, social y político”

  • Joan Planellas recibe la ordenación episcopal y toma posesión de la histórica sede primada catalana
  • Omella, en la homilía: “El evangelio solo prenderá en la gente si vivimos la comunión y dejamos de criticarnos”

ordenacion episcopal joan planellas tarragona 8 junio 2019 2

Comunión. Esa palabra, tan importante en la vida de la Iglesia, lo ha sido también en la ordenación episcopal de Joan Planellas como nuevo arzobispo de Tarragona, ceremonia que se ha celebrado esta mañana en la catedral primada y metropolita de esa histórica sede -a la que según la tradición arribó el apóstol Pablo-, y que fue presidida por el cardenal arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, ante más dos mil fieles, sacerdotes y obispos.

Una palabra que, casi tres horas horas después de iniciada la celebración, sería retomada por el ya nuevo arzobispo, quien en su saludo hizo suyas las reflexiones de Omella en su apuesta por la comunión y la sinodalidad, así como también en la necesidad de misericordia -perdón- y diálogo con todos.

“El evangelio, la Buena Noticia de Jesús, solo prenderá en los corazones de la gente de nuestro mundo si vivimos la comunión, si dejamos de criticarnos y de enfrentarnos, si sabemos pedir perdón y si sabemos ofrecer el evangelio con valentía y humildad”, señaló en su homilía el también presidente de la Provincia Eclesiástica de Barcelona.

Una comunión que, como apuntó Omella dirigiéndose a Planellas, “se ha de extender a las Iglesias de la Provincia Eclesiástica de Tarraconense, que a partir de ahora tú presidirás” -­pues la sede de san Fructuoso conlleva históricamente esa responsabilidad- y también “en comunión con las Iglesias hermanas de las diócesis españolas”.

“Portador de misericordia”

Una apostilla esta quizá innecesaria si la tensión política a cuenta del procés soberanista en Cataluña no hubiese inflamado también la vida eclesial catalana, arrastrando incluso al nuevo primado catalán a cuenta de una polémica con el dramaturgo y cómico Albert Boadella, quien pidió a Planellas, siendo cura en Girona, que retirase del campanario de una de las parroquias rurales que atendía una estelada.

Pero, junto con la palabra comunión, ese “hermoso aunque a veces difícil camino”, como lo definió Omella, el arzobispo de Barcelona subrayó además otra: “Pastorea”. Así, le dijo “no tengas miedos”, porque en ese nuevo camino, “el Señor te acompaña y te acompañará y tendrás también el apoyo de la comunidad cristiana”.

Asimismo, le recordó que en su camino se encontrará con cristianos, no cristianos, miembros de otras confesiones y a quienes no creen en Dios. “No olvides que todos son, todos somos, compañeros de ruta y no adversarios”. Igualmente, Omella le señaló que se topará en la diócesis con “muchos inmigrantes”, por lo que le pidió “que encuentren en ti y en tu comunidad cristiana a unos hermanos que acogen y comparten sus gozos y sus penas”, y que para todos sea el nuevo primado “portador de misericordia”, porque “la Iglesia y el mundo tienen necesidad de mucha misericordia”.

La santidad, el plan pastoral

En su alocución, Planellas, ya como nuevo arzobispo y primado de la Tarraconense, señaló por su parte que la misión que se le acababa de confiar “es motivo de una gran alegría, estoy contento, pero siento también temblor” y se puso al servicio de todos, señalando que “la fuerza del evangelio en todas sus dimensiones, que es el que rejuvenece a la Iglesia, por eso la evangelización no es algo del pasado, sino algo actual que inspira al organismo eclesial una perpetua juventud.”

“Queremos ser una Iglesia ocupada y preocupada por estar en el corazón de los creyentes” y “transmitir la santidad, que tiene que ser el plan pastoral, no hay otro plan pastoral más que este”, añadió.

Planellas advirtió contra aquellos que “quieren esclerotizar a la Iglesia” y contra la tentación de “buscar la falsa seguridad de las realidades mundanas”, por lo que demandó la aportación de los jóvenes, que “pueden ayudar a la Iglesia a mantenerse joven, a no convertirse en secta, en ser testimonial, a luchar  por la justicia, porque los jóvenes  pueden aportarle la belleza de la juventud cuando estimulan la capacidad de alegrarse, de darse sin recompensa y de renovarse para partir de nuevo hacia nuevas conquistas”.

Diálogo con todos y perdón

En una apuesta por el diálogo abierto con otras confesiones y religiones, con el mundo de la universidad, de la ciencia, la cultura y los medios de comunicación, Planellas también aseguró que “la Iglesia, a nivel interno, necesita fomentar sus estructuras sinodales”. “En la comunión con todo el cuerpo -señaló, citando la homilía de Omella- se puede vislumbrar la verdad”, por lo que invitó a “no sofocar el Espíritu en los demás”.

Finalmente, y en esa cultura del diálogo, el arzobispo de Tarragona subrayó que en estos momentos es importante también “la virtud del perdón a nivel eclesial, social y político”.

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