“El culmen de la visita ad limina fue el encuentro con el papa Francisco”, afirma el obispo Zordán

  • Héctor Luis Zordán participó con el primer grupo de obispos de las regiones del Noroeste, Litoral y Platense
  • Subraya que ha sido “una oportunidad para tomar impulso y vivir más intensamente mi vocación”

Fue ordenado en mayo del 2017, y desde ese momento su responsabilidad es el gobierno de la diócesis de Gualeguaychú, en la provincia de Entre Ríos. Participó de la Visita Ad Limina, con el primer grupo de obispos de las regiones pastorales del NEA (Noroeste), Litoral y Platense.

Héctor Luis Zordán, religioso de la congregación de los Misioneros de los Sagrados Corazones de Jesús y de María, accedió a dialogar con Vida Nueva para contarnos su vivencia y el balance de estos días de peregrinación episcopal a la ciudad del Vaticano.

PREGUNTA.- ¿Cómo ha sido su experiencia personal al participar por primera vez de la Visita Ad Limina?

RESPUESTA.- Fue mi primera Visita Ad Limina, y fui con el espíritu de hacer una peregrinación a los lugares de los apóstoles Pedro y Pablo, donde -de algún modo- se inició el camino de fe en Occidente. Fueron días muy lindos que aproveché intensamente. Días de mucha fraternidad, tanto con los obispos con quienes compartimos el primer grupo, como también en los distintos Dicasterios. Una cosa que me llamó la atención positivamente, fue la disponibilidad para ayudar a los obispos diocesanos para el gobierno pastoral.

La cumbre o el culmen de la Visita evidentemente fue el encuentro con el Papa Francisco, donde nos sentimos muy bien recibidos, con un trato muy fraterno y cordial. No hubo discursos de circunstancia. El saludo fue, de ambos lados, muy fraterno y afable. Un encuentro entre hermanos y amigos, que duró más de dos horas  y en el que se pusieron sobre la mesa distintos temas que nos preocupan como obispos en el pastoreo de nuestras diócesis. Y el Papa respondió absolutamente a todo.

P.- En un tema de su interés, como es la catequesis… ¿Qué orientaciones les brindaron?

R.- La catequesis es un tema que no está circunscripto a un solo organismo, sino que está incluido en el Dicasterio para la Nueva Evangelización. Se piensa la catequesis como una parte de un proceso más amplio que es la evangelización. Las dos o tres cosas que se han subrayado son: mirar la catequesis como parte de un proceso mucho mayor, que incluye el anuncio kerigmático y el sostenimiento de la fe a lo largo de toda la vida. También no mirar la catequesis como un proceso para recibir solamente los sacramentos. Otro tema que salió fue el de la catequesis de adultos, señalándola como la forma principal de la catequesis y la que tiene que marcar el ritmo catequístico de las comunidades. Se comentó un poco de la catequesis familiar. El Dicasterio valoró el involucrar a las familias como responsables y destinatarios de la tarea catequística.

P.- ¿Cuáles eran sus expectativas con respecto a la visita a los Dicasterios, y cómo han recepcionado ellos sus inquietudes?

R.- Hemos tenido la oportunidad de visitar a casi todos los Dicasterios de la Santa Sede. Hubo días en los que visitamos hasta cinco organismos. El trabajo fue intenso. Las inquietudes que me preocupaban a mí personalmente, por un lado, el anuncio el Evangelio de Jesús a los jóvenes en nuevas circunstancias históricas y culturales que nos toca vivir y que se los lleva puesto por el secularismo fuerte y arrasador, que lleva a muchos a querer renunciar a la fe a través de la apostasía, y a otros a no interesarse por la fe, la Iglesia y los valores humanos y evangélicos. Otro tema que me preocupaba y que me generaba expectativa era el envejecimiento de la vida religiosa, sobre todo femenina, y la falta de recambio por falta de vocaciones. Son temas que yo mismo le planteé al Papa Francisco, y que salieron en otros Dicasterios. El Papa me respondió que tenemos que salir al cruce de esta situación con el testimonio. Cuando los jóvenes nos ven vivir intensamente, contentos con nuestra vocación, y poniéndonos al servicio de la gente, eso nomás es atractivo, llama la atención, y seguramente se van a cuestionar su propia vocación.

P.- ¿Cuáles fueron a su criterio los momentos más fuertes de la VAL?

R.- El encuentro con el Papa Francisco. Fue un encuentro fraterno, cordial, que lo hemos disfrutado mucho, como el reencuentro con alguien a quien conocemos y queremos. Otros momentos para resaltar: celebramos dando gracias por la beatificación de los mártires riojanos en la Iglesia argentina. Fue muy lindo y muy intenso, como también las celebraciones eucarísticas en las cuatro Basílicas Mayores. En San Pablo, resaltando el empuje evangelizador; en Santa María, acentuando la protección maternal de la Virgen; San Juan de Letrán, mirando la cátedra de Papa que está en ese lugar como Obispo de Roma; y junto a la tumba del apóstol Pedro, es una emoción particular.

P.- ¿Qué balance y conclusión hace de toda la Visita?

R.- Si tuviera que resumir en una sola palabra el balance o la evaluación de la Visita es “muy positiva”, más de lo que yo esperaba, con un nuevo ánimo para seguir caminando y acompañando el itinerario pastoral de la diócesis. Como un regalo de Dios, una oportunidad para tomar nuevo impulso, para seguir viviendo más intensamente mi fe y mi vocación de sacerdote, de obispo, al servicio de la diócesis. Con algunas ideas y anotaciones para seguir pensando y conversando con los sacerdotes y agentes de pastoral. También quisiera subrayar dos cosas que me llevo grabadas en el corazón: el tema de la formación sacerdotal, en su etapa inicial del seminario, y la formación y seguimiento de los sacerdotes.

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