“Nuestra razón de ser no es vender seguros, sino acompañar personas. Lo que nos mueve es proteger a quienes dedican su vida a los demás”, afirma Eduardo Basagoiti, director general
UMAS seguros
En un sector donde los números suelen eclipsar a las personas, UMAS Seguros ha elegido otro camino: el del mutualismo con sentido. Una mutua que no mide su éxito en beneficios, sino en confianza. “Nuestra razón de ser no es vender seguros, sino acompañar personas. Lo que nos mueve es proteger a quienes dedican su vida a los demás”, afirma Eduardo Basagoiti, director general.
Desde su fundación en el año 1981, UMAS Seguros ha estado al servicio de instituciones religiosas, entidades educativas y organizaciones del tercer sector. La mutua asegura colegios, parroquias, residencias, conventos y fundaciones, pero, sobre todo, acompaña proyectos humanos y espirituales.
“El mutualista no es un cliente, sino parte de una comunidad”, explica Anastasio Gómez, consejero delegado. “En UMAS Seguros todos compartimos riesgos, valores y propósito. Lo que ganamos se reinvierte en servir más y mejor”, añade Gómez.
Ese modelo –sin ánimo de lucro y con vocación social– convierte a UMAS Seguros en una referencia única dentro del sector asegurador en nuestro país. Cada año, la mutua destina el 10% de su beneficio a la acción social a través de su Fundación, que apoya iniciativas solidarias y premia la labor de entidades eclesiales y educativas.
“La rentabilidad no es un fin, sino un medio para hacer el bien. El dinero no se queda en UMAS Seguros: vuelve a la sociedad”, recuerda Gómez.
Pero el compromiso se vive sobre todo en lo cotidiano. Cuando un incendio afecta a una parroquia o un accidente interrumpe la labor de una residencia, los equipos de UMAS Seguros se movilizan de inmediato.
“Lo primero no es el parte, sino la persona. Asegurar es estar, escuchar y acompañar. En Córdoba, por ejemplo, cuando la Mezquita-Catedral sufrió un incendio este pasado verano, nuestros técnicos llegaron en pocas horas al templo. No solo para valorar daños, sino para ofrecer serenidad. Esa es nuestra forma de servir”, afirma también Basagoiti.
Asamblea general de UMAS
La misma filosofía guía sus coberturas de salud, diseñadas para religiosos, docentes y trabajadores del ámbito social. “No ofrecemos un seguro médico más, sino un acompañamiento integral, que cuida cuerpo, mente y espíritu”, insiste Basagoiti. De esa visión nació Vocare, la cobertura internacional creada junto a Sanitas para religiosos y misioneros españoles: “Queríamos que quienes sirven fuera de España también se sientan protegidos”.
Para Gómez, la fuerza de UMAS Seguros reside en su equilibrio entre innovación y humanidad: “Hemos apostado por la digitalización, pero sin perder la cercanía. La tecnología es una herramienta al servicio del cuidado, no un sustituto de la atención personal”.
Mirando al próximo año 2026, la mutua se propone crecer para servir mejor: superar los 30 millones en ingresos y seguir fortaleciendo la relación con el mutualista.
“El crecimiento solo tiene sentido si mejora la vida de quienes confían en nosotros. Nuestro objetivo no es ser los más grandes, sino los más coherentes”, asegura Gómez. Porque, al final, UMAS Seguros no asegura bienes: protege historias, misiones y esperanzas.
“La verdadera rentabilidad de una mutua como la nuestra no se mide en miles de euros, sino en confianza. En saber que cuando alguna institución nos necesita, estamos ahí. Siempre”, concluye Basagoiti.