En la Siria sin Al-Assad los cristianos son “más libres”

  • El obispo de Alepo valora que, en este año tras el cambio de régimen, Al-Shara ha mirado por todos
  • Hanna Jallouf defiende que “la gente empieza a sentirse más libre y segura” y “los nuestros están empezando a regresar”

Siria celebra el aniversario de la caída de Al-Assad

Después de 13 años de guerra civil en Siria y, aún más, tras 53 de dominio de la dinastía Al-Assad (Háfez ostentó el poder desde 1971 hasta su muerte en el año 2000, cuando fue sucedido por su hijo, Bashar, que gobernó otros 24 años), el régimen se desplomó en menos de dos semanas. Fue el 8 de diciembre de 2024, cuando, después de tomar Alepo días antes, el miliciano Ahmed al-Shara, al frente de la coalición islamista Hayat Tahrir al-Sham (HTS), se hizo con Damasco, la capital, y Al-Assad huyó a Rusia.



Desde entonces, quien fuera miembro de movimientos yihadistas como Al Qaeda o Al Nusra, y que cambió su estrategia para buscar consensos con grupos de diferente signo, se convirtió en presidente de un Gobierno “de transición” (en teoría, hasta elaborar una nueva Constitución y convocar elecciones) que acaba de cumplir su primer aniversario en el poder.

Sin ley islámica

Un tiempo en el que, aunque ha habido diferentes episodios de tensión, se ha confirmado lo que en su día sostuvo el obispo franciscano Hanna Jallouf, vicario apostólico latino de Alepo, quien animó a los cristianos a no temer la nueva era que se abría en el país. Y es que, según hizo público, se había reunido por esas fechas con el propio Al-Shara y este les aseguró a varios representantes eclesiales que “no vienen contra nosotros ni contra ninguna otra minoría”. Además, “tampoco van a imponer la ley islámica, la ‘sharia’”.

Un año después, esta esperanza, tal y como el prelado reitera en declaraciones a la agencia SIR, es ahora si cabe más palpable: “Siria hoy es un país que atraviesa enormes dificultades, pero también comienza a ver algunas oportunidades”. Una “mejora gradual” y “todavía lenta”, pero por la que “vemos que se reconstruyen carreteras pavimentadas, casas y almacenes”, además de que “más de un millón y medio de refugiados han regresado a Siria”.

Todo gracias a que “la gente empieza a sentirse más libre y segura. Bajo el régimen anterior, se decía a menudo que hasta las paredes oían, así que nadie hablaba. Hoy, no hay oídos”. Fiel a su promesa, Al-Shara ha protegido a las minorías, también a la cristiana, “y ahora tenemos libertad de culto y libertad de expresión”.

Se mantiene la cautela

Con todo, por el pasado islamista del nuevo mandatario, el obispo de Alepo entiende que haya “cautela” por parte de “los cristianos”. Hasta el extremo de que “nosotros, al igual que el resto de la población, aún no nos hemos acostumbrado a este cambio radical que se ha producido tras largos años de régimen y guerra civil”.

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Eso sí, Jallouf invita a dejar atrás los prejuicios y a valorar los gestos concretos, como los que se viven en Knaye, donde fue párroco y sufrió el yugo yihadista. En cambio, hoy, “la estatua de la Virgen ha sido devuelta al patio y las cruces han sido reubicadas en la plaza de la iglesia. Hemos reanudado la celebración de nuestras celebraciones fuera del templo, algo que antes estaba prohibido”. Algo posible porque “el Gobierno ha decidido garantizar la seguridad en las iglesias para prevenir ataques”.

En definitiva, a escasas fechas de la Navidad, “este año la podremos celebrar con más paz y libertad”. No solo eso, sino que, en regiones en las que antes creer en Jesús de Nazaret podía equivaler a una condena de muerte, ahora “estamos viendo señales de un resurgimiento cristiano… Cuando estaba en Knaye, solo había 19 niños en mi escuela; ahora, hay unos 75 y casi todos son cristianos. Esto es una señal de que nuestra gente está empezando a regresar, incluso con sus hijos”.

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