América

A los indígenas amazónicos de Perú les han quitado “todo”

| 02/12/2025 - 16:32

  • María Luz Canaquiri, líder del pueblo Kukama, lamenta a Vida Nueva la devastación tras más de 50 años de explotación petrolera en su territorio
  • Enfermos por la contaminación de sus ríos, carecen de agua potable, luz, educación o sanidad… Y sufren trata, la prostitución o el narcotráfico
  • Además de ver cómo persiguen a sus representantes (varios han sido asesinados), ya se impide por ley que abogados y ONG les ayuden





Semanas atrás, en un acto organizado por la Federación Agustiniana Española (FAE) en la sede de ARCORES Internacional, en Madrid, resonó con fuerza el clamor de varios representantes de pueblos originarios cuyas tierras ancestrales son devastadas por multinacionales y gobiernos corruptos. Una de las voces que dejaron distintos aldabonazos en la conciencia fue la de María Luz Canaquiri, líder indígena del pueblo Kukama en Shapajilla, en el distrito de Parinari, cerca de Iquitos, en la Amazonía peruana.



Reconocida con el Premio Goldman 2025 (conocido como el “Nobel verde”) por sus más de 30 años de lucha en defensa del río Marañón, recalcó que, “para nosotros los pueblos originarios, el río es sagrado; es como un padre que nos da el agua para beber, nos da el pescado para comer”. Por desgracia, tras más de 50 años de explotación petrolera en su territorio, con una contaminación que arrasa toda manifestación de la vida, “las mujeres sufren abortos, algunos niños nacen con malformaciones, sin algunas partes del cuerpo”.

Casi 50 muertos

Además, cuando sus representantes alzan la voz y claman contra la pérdida de biodiversidad o la hostilidad hacia su identidad ancestral, las consecuencias son terribles y “nos criminalizan”. Así, pueden documentar “casi 50 muertos en protestas de comunidades andinas y amazónicas en 2023”; sin olvidar a “los numerosos líderes detenidos por defender sus territorios”. Todos ellos, deploró, “mueren por defender nuestros territorios. La minería de oro y las grandes empresas matan. Destruyen la Amazonía y a nosotros”.

Puesto que, después de tal hachazo ético, la sociedad española siguió su día a día ‘como si nada’, casi a modo de experimento sociológico para comprobar si la conciencia global está o no definitivamente anestesiada, en Vida Nueva contactamos con Caniquiri para profundizar aún más en su testimonio.

Primera Cumbre Amazónica del Agua celebrada en Iquitos

Es así como ella nos cuenta que, “en la ciudad de Iquitos, las amenazas se ciernen en primer lugar sobre el río Nanay, que sufre la contaminación con mercurio por la extracción de oro”. De ahí que “el agua que se extrae está totalmente contaminada” por ese dañino material. ¿La consecuencia? “La mayor parte de la población de Iquitos, salvo la que vive en el centro, no tiene acceso al agua potable, un derecho humano esencial. Los que residen en los alrededores, en los pueblos o en los asentamientos, carecen de esos servicios básicos. Eso afecta directamente a la salud, que se va dañando, y trae la muerte”.

Otras amenazas

Paralelas a esta, “hay otras amenazas grandes contra la mayoría de la población, principalmente la juventud, siendo un hecho que, para la nueva generación, no hay futuro. Esta padece la trata de personas, la prostitución, el narcotráfico… Una realidad que afecta de un modo especial a las adolescentes y a las niñas. A muchas, directamente, se las llevan a otros lugares, lo que es muy peligroso”.

Como denuncia Caniquiri, “en las comunidades de la Amazonía peruana venimos padeciendo el impacto de la extracción petrolera desde hace más de 50 años”. Lejos de haber traído ‘desarrollo’ alguno, se encuentran con que “no tenemos los servicios básicos, como son el agua, la luz o la educación, donde la situación es pésima. Lo mismo que en la salud… No hay atención médica porque no hay medicamentos ni profesionales en los lugares donde vivimos”.

Por si fuera poco, sus tradicionales métodos de alimentación también están sumidos en un abismo ilógico, ya que “todos los peces que teníamos en nuestros ríos se han exterminado y la producción es muy baja. Algo que ocurre en los cuatro ríos importantes de la Amazonía. Todo ello, debido a macroproyectos que amenazan a la vida y a la salud de la población”.

El peligro de las represas

Otro factor de riesgo lo sufren con “las represas, que también dejan un impacto directo en la población”. Lo que demuestra, una vez más, la falta de respuesta por parte de las autoridades políticas, que “no nos responden ni cuando ganamos. De hecho, la Justicia nos dio la razón y sentenció que el río Marañón y sus afluentes deben ser considerados ‘sujeto de derecho’. Pero ha pasado el tiempo y todavía seguimos sin que se haya implementado lo exigido, como tener agua potable en las comunidades”.

Otras respuestas, “ahora que no tenemos peces”, podrán ser que “al menos pudiéramos tener piscigranjas y criar otros animales. Pero no, no escuchan ninguna de nuestras peticiones. Y todo porque la región amazónica es totalmente vulnerable y olvidada por los gobiernos centrales”.

Miguel Ángel Cadenas, misionero español, obispo de Iquitos, en la Amazonía peruana

Una indefensión por la cual incluso se les pone trabas a la hora de articularse: “Frente a los defensores de los territorios y de nuestros ríos, tenemos ahora una nueva ley por la que no vamos a poder contar con los abogados que nos defienden para presentar una demanda… Ya no tendremos ni eso. No podremos defendernos ni tener a gente que nos ayude, pues también hay otra ley contra las ONG. Y estas para nosotros son esenciales, ya que que nosotros no tenemos un presupuesto para pagar a los abogados que, hasta ahora, siempre nos han venido ayudando gratuitamente”.

Leyes en contra de la naturaleza

Como deplora Caniquiri, “todas las leyes que van presentando son en contra de la naturaleza, de la Amazonía y de la población amazónica”. Eso sí, no se rinden: “Nosotros somos los grandes defensores de la tierra. Gracias a los que vivimos aquí, en el territorio, todavía estamos manteniendo los bosques. Aunque no valoran ese gran trabajo que venimos haciendo y, por el contrario, nos persiguen, nos criminalizan, nos demandan…”.

Un proceso “realmente injusto” y en el que les han arrebatado “todo”, olvidando que “no solo pensamos en nosotros y en nuestra generación, sino que miramos por nuestro país y por todo el mundo, pues la Amazonía es el pulmón del planeta y todos debemos cuidarla y protegerla. Gracias a ella tenemos nuestras aguas para beber y nuestros alimentos para comer. El día que el agua ya no sirva para beber, ¿qué beberemos? El día que nuestra tierra ya no produzca, ¿qué comeremos?”.

Además de que, “para el pueblo Kukama, nuestros ríos son sagrados, fundamentales. Queremos que nuestros ríos sean libres de contaminación, que fluyan libremente, que sean respetados como una persona… Para nosotros, el espíritu del río son gente, y por eso es sagrado”.

En definitiva, para Caniquiri, esta lucha de David contra Goliat es “para poder vivir y por pensar en nuestras generaciones a nivel mundial. Se trata de no ser egoísta y de humanizarnos más, de poder unirnos y protegernos”.

Luis Fernández, misionero en Iquitos, en la Amazonía peruana

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