Al concluir la 83 Asamblea Ordinaria del Secretariado Episcopal, expresan su deseo de que “en todos nuestros países se superen los obstáculos… en pleno respeto a la dignidad de todas las personas”
83 Asamblea ordinaria del Secretariado Episcopal de América Central (SEDAC). Foto: Suyapa medios (información católica de Honduras)
Los obispos del Secretariado Episcopal de América Central (SEDAC) -cuyo presidente es Hector David García Osorio– pidieron “al Único Señor, que en todos nuestros países se superen los obstáculos y se fortalezcan los valores democráticos de libertad, paz y justicia, en pleno respeto a la dignidad de todas las personas”.
Al concluir en Honduras la 83 Asamblea Ordinaria del SEDAC -integrado por los obispos de Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras, El Salvador y Guatemala- manifestaron su deseo por “avanzar en el cuidado de la Casa Común. Como tantas veces ha expresado la Red Ecológica Mesoamericana (REMAM), nos duele el clamor de las comunidades y de las demás criaturas heridas por el avance del extractivismo depredador, especialmente de la minería que devasta, contamina, secuestra el agua y restringe el acceso a los bienes comunes, se apropia de los territorios, sacrifica los modos de vida de las comunidades y se impone como la única alternativa posible”.
Asimismo, externaron su dolor ante el “luto por los numerosos líderes socioambientales que han sido asesinados, criminalizados, calumniados o forzados a huir por las amenazas que enfrentan al defender a sus comunidades. Como señala el Documento de Aparecida, existe una explotación desenfrenada ‘que va dejando una estela de dilapidación, e incluso de muerte, por toda nuestra región’”.
Por otro lado, apuntaron a la necesidad de “caminar con los jóvenes” pues “nuestros pueblos son en su mayoría conformados por jóvenes, con todo lo que eso supone de oportunidades, necesidades y riesgos, por lo que hemos de saber ofrecer alternativas. La Evangelización de los jóvenes, y en ella la Pastoral Vocacional, son una prioridad para la Iglesia en nuestras naciones, a la cual debemos dedicar nuestros mejores esfuerzos”.
De igual modo, apuntaron que no solo el futuro, sino el presente de “nuestra misión depende mucho de su repercusión en la infancia, adolescencia y juventud. Para ello se necesitan ambientes adecuados en lo que la educación católica pueda transmitir la identidad cristiana a las nuevas generaciones”.
Al referirse al tema de la migración forzada, señalaron que sigue siendo “una de las cuestiones más vitales que afectan a la mayoría de nuestras familias y comunidades. De ello se ocupa particularmente la Red Eclesial Latinoamericana y del Caribe sobre Migración, Desplazamiento, Refugiados y Trata de Personas (Red CLAMOR). La Iglesia expresa su cercanía tanto a quienes salen de nuestros países como a quienes llegan, sin olvidar la migración interna dentro de las naciones que tanto influye en la vida de nuestros hermanos. No olvidamos a quienes ya están instalados en otros lugares, donde aportan su trabajo, pero sufren incertidumbre o rechazo”.
Los obispos de América Central aseguraron estar comprometidos en “una perseverante conversión -en clave sinodal- que alcance a todo el pueblo fiel de Dios, renovando la centralidad de Jesucristo, en un ambiente de escucha que favorezca un profundo discernimiento. Para ello la oración y la contemplación nos harán dóciles a las mociones del Espíritu Santo”.
También dijeron haber renovado su fe en Cristo y expresaron su “alegría de caminar juntos en el seguimiento de Jesucristo, el Hijo del Padre, que fortalece y sostiene nuestra esperanza. Con María, Madre del Pueblo fiel de Dios, les expresamos a todos nuestro sincero afecto y bendición”.
Detallaron que durante la asamblea escucharon “las voces de la realidad de la Iglesia y de nuestros países. Conmemorando el 1700 aniversario del Concilio de Nicea, en el que la Iglesia universal redactó el Credo que la asamblea eucarística profesa cada domingo. Con toda la Iglesia renovamos nuestra fe ‘en un solo Señor, Jesucristo’, al que confesamos ‘Dios de Dios, luz de luz’, es decir el Señor y guía de nuestra historia”.