Violencia en Nigeria
Ante el deterioro de la situación en el país, con numerosos ataques de grupos terroristas contra poblaciones cristianas, la Conferencia Episcopal Católica de Nigeria (CBCN) ha hecho público una declaración bajo el título ‘Paz en Nigeria: pasando de la fragilidad a la estabilidad’.
En ella, los prelados expresan su “grave preocupación” ante el hecho de que “varias comunidades predominantemente cristianas hayan sufrido repetidos y brutales ataques, que han causado numerosas víctimas y la trágica pérdida de muchas vidas”.
Eso sí, padeciendo estas “condiciones insoportables y prolongadas”, han querido salir al paso de “las acusaciones de genocidio” directamente anticristiano que se propagan estas semanas desde “algunos sectores”, fundamentalmente extranjeros. Y es que, “conscientes del inestimable valor de toda vida humana, nos preocupa igualmente que los musulmanes y muchos otros ciudadanos inocentes de diversos orígenes étnicos también hayan sido víctimas de esta misma crueldad, que continúa profanando nuestra humanidad común”.
Es decir, que hay una violencia generalizada y sin control que se ceba con los cristianos, pero que también lo hace con otros colectivos, más allá de su religión. Hasta el punto de que, “en lugar de enfrascarnos en discusiones divisivas sobre quién ha sufrido más pérdidas, deberíamos unirnos para defender la sacralidad de cada vida humana y proteger a los vulnerables”. Porque “la paz no es responsabilidad de unos pocos. Es deber de todos”
Eso sí, la tarea le corresponde en primer lugar al Ejecutivo central, que, si bien acaba de declarar el estado de emergencia a nivel nacional, aparece impotente ante esta violencia desatada. Lo que causa dolor en los pastores: “El Gobierno tiene la responsabilidad y los medios para poner fin a esta violencia y no debe permitir que siga prevaleciendo la impunidad”.
Mientras, las comunidades cristianas en varios estados del norte están sufriendo una oleada de ataques que parecen no tener fin. Con todo, el más dramático fue del que informó ‘Arise News’ en la madrugada del 21 de noviembre, cuando un grupo terrorista atacó la escuela secundaria católica St. Mary’s, en la localidad nigeriana de Papiri, y secuestró a más de 300 niños y a varios profesores. Aunque, a las pocas horas, lograron escapar unos 50 alumnos.
La localidad, en la región de Kwara, en el estado de Níger, quedó sumida en el “pánico” tras la magnitud de un ataque que “se produjo entre las tres y las cuatro de la madrugada”, cuando “asaltantes armados irrumpieron en la escuela, se llevaron a los estudiantes y los subieron a un autobús”.
El Gobierno local aseguró que había advertido previamente de las amenazas crecientes en la zona y que, como medida de precaución, ese mismo día anunció el cierre temporal de todos los internados. Pero, “lamentablemente, la escuela St. Mary’s procedió a reabrir y reanudar las actividades académicas sin notificar ni solicitar autorización al Gobierno estatal, exponiendo así a los alumnos y al personal a un riesgo evitable”.
Como detalló ‘Avvenire’, la decisión del Ejecutivo local se adoptó después de que, el martes 18, se atacara a una iglesia pentecostal en la localidad de Ekuru, siendo secuestradas, según algunas fuentes, 35 personas. Desde entonces, las alarmas de dispararon y la Administración optó por cerrar las escuelas en los distritos de Ifelodun, Ekiti, Irepodun, Isin y Oke Ero. Por si fuera poco, el día 24, hubo otro ataque en la zona, entrando varios terroristas en Isapa (Ekiti) y llevándose por la fuerza a tres mujeres y diez menores.
En declaraciones a ‘Fides’, Bulus Dauwa Yohanna, obispo de Kontagora, la diócesis cuyo territorio se asienta en Kwara, lamentó que lo que mueve a actuar así a estos “criminales” es la búsqueda de “un beneficio ilícito, pidiendo un rescate para liberar a quienes han capturado”. Frente a tal horror, insistió en que desde la Iglesia están “profundamente comprometidos” para “colaborar con las fuerzas de seguridad y todas las partes implicadas”, para que “todos los secuestrados puedan regresar a casa sanos y salvos”.
La situación está descontrolada en distintas zonas de Nigeria. El día 17 se produjo otro episodio similar cuando varias estudiantes fueron secuestradas, durante la noche, en la Escuela Secundaria Femenina Gubernamental Maga, en Danko, en el Estado de Kebbi. Tras asesinar al vicedirector del centro y herir a un guardia, los asaltantes secuestraron a un número aún desconocido de chicas.
Esa misma madrugada, otro sacerdote católico fue raptado en Kushe Gudgu Kagarko, en el Estado de Kaduna. Se trata de Bobbo Paschal, párroco de la iglesia de Santo Stefano. Fue llevado a la fuerza por hombres armados que asaltaron la residencia parroquial. Aunque en las primeras horas se especuló con su asesinato, las autoridades eclesiales han confirmado que está vivo.
Apenado, en el ángelus dominical del día 23 en San Pedro, León XIV, dijo sentir “un dolor profundo por los muchos jóvenes secuestrados y por sus angustiadas familias”. A continuación, clamó para que “los rehenes sean liberados inmediatamente”.