México

La Iglesia en México pide discernimiento y creatividad ante la crisis de vocaciones sacerdotales

| 26/11/2025 - 18:47

En entrevista para Vida Nueva, el sacerdote Jesús Ortega, secretario ejecutivo de la Comisión de Vocaciones y Ministerios de la Conferencia del Episcopado Mexicano, habla de esta problemática y comparte experiencias de distintas diócesis para atraer a jóvenes a los seminarios





En entrevista para Vida Nueva, el sacerdote José de Jesús Ortega Montes, secretario ejecutivo de la Comisión de Vocaciones y Ministerios de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), analiza las causas de la crisis vocacional por la que atraviesa la Iglesia en el país; comparte algunas experiencias exitosas de distintas diócesis para atraer a jóvenes a los seminarios; reflexiona sobre los retos que enfrenta la Iglesia en este sentido, pero sobre todo, deja en claro que, pese al panorama, hay esperanza “porque el Señor no deja de llamar a trabajar en su viña”.



Para el sacerdote de la Arquidiócesis de Guadalajara existen tres causas principales detrás de la falta de vocaciones sacerdotales en el país. En primer lugar -dice- la propagación de una ideología marcada por el hedonismo, el materialismo, el individualismo, el ateísmo y el narcisismo, que, de alguna manera, ha marcado un cambio de cultura en donde Dios no está presente, donde los valores trascendentales han quedado a un lado; “se percibe más el pragmatismo, las cosas inmediatas, las cosas pasajeras. De esta manera la vida se va improvisando, ya no hay un plan de vida ni nada más noble a lo que se pueda aspirar”.

Considera que la segunda causa es el olvido de Dios, el descuido de las cosas espirituales, de la relación íntima con el misterio; “vemos una espiritualidad muy superficial donde muchas personas se quedan en los ritos religiosos sin tener un encuentro con Dios. Aunque Dios siempre llama, estamos tan llenos de ruido que no lo escuchamos”.

Y la tercera causa -apunta- es la falta de identidad cristiana: “aquí no hablo de la sociedad secularizada, sino de los mismos cristianos que viven como paganos. Mucho de ellos, en lugar de sacerdotes, lo que quieren es un payaso sagrado. Que celebre misa, pero que no hable, que no comprometa, que no vaya más allá. Si dentro de la misma gente que se dice católica no hay un compromiso ni una noción de las cosas sagradas, ¿qué podemos esperar de quienes no tienen ningún tipo de formación?”.

Las redes sociales y las vocaciones

Sobre las redes sociales como ‘gancho’ para atraer a más jóvenes a la vida religiosa, el sacerdote opina que estas tienen su propia identidad, y deben ser usadas para descansar, para distraerse, y no como una solución al problema de las vocaciones; “ver a un sacerdote bailando con sotana no creo que sea la solución. En lo personal me da más risa y morbo que otra cosa… Si lo que buscamos es entretener, entonces le ponemos una palomita, pero para la promoción vocacional tenemos que utilizar otros métodos”.

Recuerda que el mismo papa León XIV dijo en el encuentro con seminaristas que la Iglesia no puede depender de estos espacios informales cuando el verdadero espacio es el encuentro con Cristo.

En cambio, destaca algunas experiencias de éxito que han surgido en algunas diócesis del país, especialmente en Monterrey, donde se tiene un espacio para resguardar a los jóvenes; “tienen un centro de pastoral vocacional abierto para todos. Hay cafecito, internet, juegos de mesa, sillones. Ahí, los muchachos entran en contacto con la pastoral vocacional”; también pone como ejemplo otras diócesis que organizan torneos deportivos o apostolado en cárceles u hospitales, lo que atrae a muchos jóvenes.

Sacerdote Jesús Ortega (al centro). Foto: Pastoral Vocacional de México OMAPAV

Religiosidad no es igual a vocaciones

El sacerdote Jesús Ortega señala que llama la atención que muchas diócesis con expresiones religiosas muy arraigadas, no tengan el sacerdocio como una meta, sino como un servicio; “uno se pregunta, si son pueblos tan religiosos, ¿por qué los jóvenes no entran al seminario? Por ejemplo, en Chiapas, donde las expresiones religiosas son muy vivas, la cantidad de sacerdotes es mucho menor en comparación con los diáconos permanentes, además de que proliferan las sectas”.

PREGUNTA.- ¿Tiene la Conferencia del Episcopado Mexicano algún estudio que permita ver ya una tendencia de vocaciones religiosas en algún año determinado? Por ejemplo, el 2050.

RESPUESTA.- Actualmente se están elaborando algunas estadísticas y analizando cuáles podrían ser los factores que han influido en la disminución de las matrículas en los seminarios en los últimos 10 años. Hay varias diócesis que no han enviado la información, pero se está trabajando en ello. Quizá con esto ya se puede hacer una estadística con perspectiva de futuro.

Cada uno somos hijos de nuestro tiempo. El tiempo que nos ha tocado vivir tiene sus particularidades, y quizás los jóvenes de hoy no han volteado a ver la religión porque no tiene ni tiempo ni necesidad. Por ello es importante rezar mucho por las vocaciones, promover las vocaciones, no hostigar con el tema de religión, sino ser coherentes entre lo que vivimos y lo que somos. Y por otro lado, amar al seminario. La gente de Guadalajara, por ejemplo, quiere mucho a su seminario, porque el seminario es el reflejo de la fe del pueblo.

Yo personalmente, como sacerdote, me hice esa consigna de buscar mi suplente y llevo tres. He invitado a más de 12 muchachos al seminario y van tres de esos que se ordenan sacerdotes. No voy a descansar. Hasta el último momento de mi ministerio seguiré invitando gente al seminario porque estoy convencido de que es algo que vale la pena.

¿Crisis vocacional?

“Podemos decir que sí estamos en crisis, pero no una crisis pesimista, derrotista. Es un tiempo para discernir qué está pasando, para pensar si los métodos que hemos utilizado son los correctos, para ver qué técnica tenemos que usar, en qué tenemos que cambiar, partiendo de que esta crisis no es nueva, sino que la venimos arrastrando desde hace un buen tiempo, solo que ahora es un poquito más notable”.

En ese sentido, el sacerdote hace un llamado “Si hay algún muchacho que tiene inquietud, ¡deje de estarle dando vueltas, pregunte en su ciudad, en su seminario y qué se necesita! porque ocupamos gente valiente, gente arriesgada, que sepa dar la vida, que sepa consagrarse a lo más alto, a lo más puro, a lo más noble y tener como como ejemplo a Cristo crucificado. Así que, ¡muchachos, este es el momento, es la hora, los necesitamos!”.

“Quiero invitar al pueblo de Dios a rezar por las vocaciones, a promover las vocaciones y revivir la cultura vocacional”, concluye el sacerdote Ortega.

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