La ciudad reconoció que la presencia salesiana fue un pilar para su identidad y su relevancia histórica
“Me parece que San Nicolás, pequeña ciudad eminentemente católica, sería el lugar donde podría el instituto fundarse y propagarse maravillosamente”. De este modo, en 1874, el párroco de San Nicolás de los Arroyos, el padre Pedro Ceccarelli le escribía al cónsul argentino en Savona, Juan Bautista Gazzolo, y opinaba acerca de la llegada de los misioneros salesianos a la Argentina.
Ahora, la comunidad salesiana de San Nicolás de los Arroyos (provincia de Buenos Aires) celebró los 150 años de aquella primera expedición de los primeros misioneros de la Congregación con espíritu de gratitud y profunda alegría porque parte de aquella primera expedición se quedó en Buenos Aires, y la otra parte se dirigió a estas tierras para fundar la primera casa y el primer colegio salesiano del continente.
Este 150° aniversario convocó no solo a la Familia Salesiana, sino también a toda la comunidad nicoleña que reconoció en la presencia salesiana uno de sus pilares fundamentales para su semblanza e identidad. Por tal motivo, este acontecimiento fue declarado de Interés Municipal por el Poder Ejecutivo (Declaración 1557) y por el Honorable Concejo Deliberante de San Nicolás (Decreto 33/H/2025), que se traduce en un reconocimiento de relevancia histórica y social de la obra salesiana en la ciudad.
La misa de acción de gracias fue presidida por el Vicario, p. Carlos Romero SDB; el Ecónomo inspectorial, p. Roberto Camusso SDB y el director de la Casa, Juan Pablo Albeiro SDB. Fue la oportunidad para renovar el compromiso de acompañar la historia y la vida de tantos jóvenes, en fidelidad a los sueños del fundador.
La convocatoria llegó a más de 700 personas, entre los que se encontraban estudiantes, docentes, familias, exalumnos y consagrados. Juntos vivieron días cargados de emoción con diversas actividades: caminatas, encuentros, la Cantata a Don Bosco y otras propuestas con el objetivo de agradecer la presencia de las y los salesianos en estas tierras.
La obra de Don Bosco continúa siendo una fuente de inspiración para educadores, familias y jóvenes, que día a día renuevan su compromiso de formar “buenos cristianos y honrados ciudadanos”.
