La joven de Crevillente entró anoche como concursante de la vigésima edición del programa
Paula GH
Sus plegarias han sido atendidas. Así, al menos, lo señalaba anoche Jorge Javier Vázquez entre aplausos. Y es que Paula, recibida entre aplausos, hizo su entrada en la nueva edición de Gran Hermano. Tiene 27 años, es de Crevillente (Alicante) y llega dispuesta a “revolucionar” la casa más mediática de Mediaset con algo poco habitual en el universo GH: una fe católica firme y vivida abiertamente.
“Mi fe es muy importante”, confiesa la joven en su vídeo de presentación. “Para mí es superimportante poner a Dios en el centro y vivir mi día a día pensando en cumplir su voluntad”, explica. Una espiritualidad que no está reñida, dice, con su forma de vestir o presentarse al mundo: “Estéticamente no lo parece porque no soy una cristiana de libro. Me encanta arreglarme, verme guapa”.
Paula habla de su vida como un camino de discernimiento. “Hasta hace poco no sabía si Dios me llamaba a la consagración”, admite. Pero todo cambió en un retiro espiritual, donde conoció a su actual pareja: “Dios puso en mi vida a una persona que me ha enseñado que mi vocación es el matrimonio”.
Y con la misma naturalidad con la que habla de su fe, habla también de su forma de entender el amor y la intimidad: “Dentro del noviazgo dominamos nuestras pasiones. El sexo es un regalo del Señor, pero, para nosotros, tiene que estar dentro del matrimonio”.
Ahora, su objetivo es claro: mostrar que se puede vivir la fe en medio del foco mediático. “Yo necesito de la gracia de Dios para vivir, porque somos imperfectos”, confiesa la joven al final de su vídeo.
