Gaza. Foto: Cáritas Jerusalén
Daniele Semprini, catedrático de la Universidad Católica Lumen Gentium, en la Ciudad de México, participó recientemente en un encuentro del movimiento Comunión y Liberación (CL), donde se abordó la situación en Gaza a la luz de la carta del Patriarca Latino de Jerusalén, Pierbattista Pizzaballa, escrita tras la tregua entre Hamas e Israel, y el manifiesto de CL sobre la paz.
Tras el encuentro, Semprini escribió una reflexión -a la que tuvo acceso Vida Nueva- que trata sobre la diferencia entre la lógica humana -que busca resolver el mal con fuerza o poder- y el método de Dios, que actúa desde el amor.
Para el catedrático, quien además es un reconocido filósofo y músico católico, tanto en la antigüedad como hoy, el mundo sigue confiando en la “ley del más fuerte” para imponer la paz o la justicia.
Ejemplo de ello -dice- es que los discípulos de Jesús también esperaban un Mesías poderoso, por lo cual quedaron desconcertados al descubrir que su camino era el sacrificio y no la victoria política.
Semprini también conecta el “método de la cruz” con la situación actual en Gaza, donde algunos cristianos permanecen en medio del peligro para servir y acompañar al pueblo que sufre:
“Mientras los intelectuales de todo el mundo exigen análisis y estrategias perfectas y los políticos confían en los poderes ‘milagrosos’ de sus armas (…) Jesús se hace presente en el infierno de Gaza, a través de los sacerdotes y monjas que, en lugar de irse, permanecen cerca de la población que sufre para ayudarla y servirla”, dice.
Al respecto, destaca la enseñanza de Luigi Giussani, fundador de Comunión y Liberación, quien afirmaba que el Misterio de Dios no se ajusta a las medidas humanas y que Jesús eligió fundar la Iglesia como medio de salvación.
El catedrático recuerda cómo en los años 60 y 70, muchos jóvenes cristianos fueron atraídos por el marxismo como vía de justicia social; sin embargo, Giussani propuso redescubrir a Cristo y la comunidad como verdaderos motores de cambio. Su mensaje fue claro: construir la Iglesia es liberar al hombre, una idea contracultural frente a la lógica revolucionaria de su tiempo.
Tras invitar a redescubrir el valor del carisma de Giussani, sin imitar los métodos del mundo, sino siendo fieles a la identidad de la Iglesia, Daniele Semprini asegura que la verdadera paz y liberación del mal no provienen del poder o la violencia, sino de vivir la presencia de Cristo en la historia.
Llama a profundizar en la novedad de la enseñanza de Giussani de “construir la Iglesia” como método para liberar al mundo, y en la misma contribución que puede ofrecer a la Iglesia misma, a menudo comprometida, en imaginar y perseguir modelos de presencia que ‘imiten’ los métodos del mundo, sin entender que lo único que hay que hacer es ser ella misma al máximo. “En esto, sin embargo, consiste la construcción de paz”, concluye.