La Pastoral Carcelaria se pronunció sobre este macro operación policial que se ha saldado con 132 muertos
Río de Janeiro
La llamada ‘Operación contención’ a cargo de la policía de Río de Janeiro, efectuada este 28 de octubre, contra el grupo criminal Comando Vermelho, en las favelas Penha y Alemão, se ha convertido en el capítulo “más sangriento” de la historia reciente de Brasil.
El operativo policial ha dejado 132 fallecidos, según cifras preliminares de la Defensoría. Familiares de las víctimas apiñaron cuerpos en la carretera, lo que se convirtió en una imagen dantesca para el mundo.
El presidente de la República, Luiz Inácio Lula da Silva , quedó “aterrado” por la noticia, y dijo estar “sorprendido”, puesto que no se le informó sobre este despliegue de 2.500 agentes y decenas de vehículos blindados, helicópteros y drones para apresar a 100 criminales, pero que derivó en esta tragedia.
La Pastoral Carcelaria de Brasil expresó su profundo pesar por “los recientes sucesos” en este megaoperativo, asegurando que esta tragedia superó a la Masacre de Carandiru, en referencia a la una matanza de 111 reclusos perpetrada por la policía militar en São Paulo, el 2 de octubre de 1992.
Con ello se perpetúa “una dolorosa huella en la historia de nuestro país” y “la cultura de violencia institucional”, que debió haberse superado hace tiempo. Han recordado que la violencia nunca será una vía legítima para la paz.
“Río de Janeiro llora a todas las víctimas —residentes, familiares y policías— porque cada muerte, en cualquier contexto, es una herida abierta en el tejido social. Que este dolor se transforme en reflexión y en un compromiso colectivo con la justicia, la dignidad y la vida”, añadieron.
Esta pastoral reafirmó su compromiso en la defensa de la vida y la dignidad humana “en todos los espacios y circunstancias”, por lo que se han solidarizado con las comunidades afectadas, en especial, con familiares de los fallecidos.
Que esta tragedia sirva como un llamado a la transformación social e institucional , para que podamos construir un país con menos armas y más vida; menos desesperación y más esperanza; menos represión y una convivencia más humana, justa y solidaria.
