'EsperanZa', exposición de Las Edades del Hombre en Zamora
La Esperanza está en Zamora, en la catedral del Salvador. “Básicamente, por dos razones. Primero, esta idea de Esperanza viene dada por la convocatoria del papa Francisco a celebrar este Año Jubilar de la Esperanza”, expone el profesor Sergio Pérez Martín, comisario científico de la XXVIII edición de Las Edades del Hombre, titulada así EsperanZa. La otra razón la otorga Pérez Martín al obispo de Zamora, Fernando Valera. Y es más que una alegoría: la esperanza en el resurgir de la tierra asolada por el fuego.
“Justamente poco después de esa convocatoria de Francisco, llegaron los incendios de la sierra de la Culebra, que pensábamos que nunca se iban a repetir. Y ahí nuestro obispo, don Fernando, hábilmente conjugó las dos cuestiones –prosigue el comisario científico–. Por un lado, esa idea a la que nos llamaba Francisco y, por otro, esta cuestión precisamente de una tierra azotada por unos acontecimientos que nadie esperaba. Teníamos que ser generadores de esperanza para esta tierra y reivindicar Zamora en clave positiva”.
Pero había que ilustrar esa esperanza, esa fe, ese orgullo, ese arte. “Ha sido un verdadero reto. El desafío era cómo contar esta idea de esperanza a aquellas personas que nos van a visitar durante los próximos meses para que verdaderamente salieran con una experiencia positiva”, señala Pérez Marín, doctor en Patrimonio Cultural y Natural. “Y creo que hemos logrado crear un trayecto de esperanza, como el propio papa Francisco nos decía, y aquellos que visiten la exposición van a tener, o al menos eso es lo que hemos buscado, la sensación de convertirse en peregrinos”.
Peregrinos de la esperanza ya en la iglesia de San Cipriano, con un prólogo que abre precisamente Gregorio Fernández con ‘La Fe y la Esperanza’ (1613-1620), dos virtudes que llegan desde la iglesia de los Santos Juanes de Nava del Rey (Valladolid). “Enlaza con lo que decía el propio Benedicto XVI, que la fe es esperanza. Son muchas las obras en el patrimonio castellano y el leonés en las que ambas alegorías se ligaron perfectamente –explica–. La fe lleva en la mano un gran cáliz y una cruz rememorando esa idea de la Eucaristía de la Última Cena, pero también de la cruz como sacrificio. Frente a ella, la esperanza porta el ancla o el áncora náutica que habla de la idea de la salvación. Al fin y al cabo, el hombre y la mujer cristianos viven estas dos virtudes siempre unidas”.
Gregorio Fernández sirve así de pórtico a El Greco, Juan de Juni, Zurbarán, Berruguete, Salzillo, Goya, Velázquez y hasta Picasso. “Evidentemente, son un reclamo. Hemos tenido la enorme suerte de contar por primera vez con una obra de Picasso, y creo que es de las primeras veces que también tenemos un Velázquez. En el último de los ‘Momentos’, en una zona dedicada a la Anunciación, coinciden tres piezas maravillosas: un grupo escultórico de Juan de Badajoz el Viejo; una Anunciación de El Greco, en préstamo por el Museo de Bellas Artes de Bilbao; y una tablita de muy pequeñas dimensiones con una Anunciación que el malagueño pinta con 15 años, pero absolutamente delicada, preciosa, que viene del Museu Picasso de Barcelona”