La especialista en el método Montessori y la catequesis del Buen Pastor reflexiona sobre la educación integral de los niños
La licenciada Claudia Berri egresó en 1982 del Profesorado de Educación Inicial, nivel educativo considerado como fundante de toda la educación escolar. Fue convocada por el Ministerio de Educación de la provincia de Río Negro a conformar la Supervisión de Escuelas Privadas en las zonas andinas y escuelas rurales.
En el año 2014, la Red Educativa de la Fraternidad de agrupaciones Santo Tomas de Aquino (FASTA) le ofreció el cargo de directora para la nueva escuela en la ciudad de San Carlos de Bariloche, hoy Colegio Carlo Acutis.
Vida Nueva entrevistó a esta especialista en el método Montessori y la catequesis del Buen Pastor, para la implementación en escuelas de nivel inicial y educación primaria, tanto públicas como privadas.
PREGUNTA.- ¿Cómo se inició en el mundo de la Educación? ¿Cuáles fueron sus desafíos?
RESPUESTA.- He transitado por escuelas públicas –privadas y católicas– y tenía la necesidad de seguir perfeccionándome en la pedagogía para brindarles a los niños una mayor cantidad de herramientas y metodologías que sirvieran para que esos aprendizajes se realicen con mayor facilidad y eficiencia. Me recibí de profesora y licenciada en Psicopedagogía para potenciar en los educandos el desarrollo cognitivo, emocional y social, y crear experiencias educativas inclusivas que respeten las características individuales.
La Supervisión de Escuelas Privadas me permitió observar y trabajar con un abanico de modalidades educativas. FASTA me permitió armar una escuela basada en las metodologías pedagógicas convenientes para una buena calidad educativa. Allí pude incluir la metodología Montessori y la catequesis del Buen Pastor con herramientas fundamentales para los primeros años en la educación sistemática: observación del alumno, el valor del orden, la libertad y autodisciplina, y la formación religiosa basada en la metodología Montessori. Tuvimos que capacitarnos, tanto el equipo directivo como todos los docentes.
P.- ¿Qué se entiende por Pedagogía Montessori? ¿Cuáles son sus pilares y metodología? ¿Cómo incide en la familia? ¿Cómo se aplica en el aula?
R.- A través de la observación sistemática y la investigación científica en distintos entornos culturales, la Dra. Montessori desarrolló un método pedagógico integral que asiste al niño en esta tarea fundamental. Es un programa amplio e integrado que cubre todas las áreas temáticas –matemáticas, lengua, ciencias, historia, literatura, arte, música– desde la infancia hasta los 18 años.
Algunos principios de la Educación Montessori respaldados por la investigación científica son: pensamiento y movimiento, la libre elección, el interés, la recompensa es interna, se aprende de y con los pares y dentro del contexto de interacción maestro/alumno, se organiza el orden en el ambiente y en la mente.
Las siete características clave de este método tienen como visión un ambiente preparado para el aprendizaje independiente, materiales didácticos específicos y estructurados, hace énfasis en el desarrollo integral del niño basado en su propio interés, se educa para la paz y la empatía.
La propuesta educativa se basa en un triángulo, donde las dos puntas de abajo son representadas por el ambiente preparado y el adulto preparado; y el vértice sería el niño equilibrado. Ella dice: “Si servimos y educamos al niño, estamos preparando el camino de la humanidad”.
La educación desde casa ayudará a que no haya discrepancias en el niño, es decir en casa me dicen una cosa y en la escuela otra. Es necesario trabajar en conjunto con las familias, así el niño desarrollará una autoestima y percepción sana del propio valor, que lo fortalecerá en la construcción de su personalidad.
P.- ¿Cuál es su experiencia con la Catequesis del Buen Pastor de Sofía Cavalletti? ¿Se aplica hoy en las diócesis de argentina?
R.- Aquí, quisiera compartir con ustedes mi experiencia al fundar una escuela y en el armado de su Plan de Estudio. La escuela sería católica y debería armar la catequesis dentro de la currícula. Me detuve con mucha tranquilidad y dedicación a pensar en encuentro de los niños con Jesús. Además, no podía dejar de pensar en esas familias.Me enfrentaba a un desafío complejo, pero muy atrapante en mi rol.
Es allí donde conozco la catequesis del Buen Pastor que atrapó mis sentidos y que va de la mano de la pedagogía Montessori. El niño es nuestro invitado especial en la catequesis. Para poder trabajar con él debemos conocerlo, entenderlo y ayudarle a florecer en ese ambiente. Es un acercamiento a la formación religiosa de los niños comenzando con los tres años hasta los doce años; centrada en la Misa, basada en la Biblia y la Liturgia.
La catequesis del Buen Pastor, con el trabajo de Sofía Cavalletti, afirma que todo padre de familia debe tomar en consideración que el niño es un ser extremadamente trabajador y observador. El niño no es flojo, se hace flojo. La flojera es una desviación en la conducta del niño, se hace flojo. Esta “educación para la vida”, que comparte Montessori, nos ayuda a pararnos frente a estos pequeños con respeto y siendo conscientes de su gran dignidad.
La catequesis del Buen Pastor recibe a los niños cuando aún su personalidad no está completamente desarrollada, cuando tienen trabajando su mente absorbente, un estado inconsciente creador. El niño trabaja o toma lo que hay en su ambiente, lo transforma y lo hace suyo bajo las guías internas que se llaman períodos sensibles. Estos son: de movimiento, orden, lenguaje, amor al ambiente y a lo religioso: los niños en el atrio aprenden los nombres de los objetos del altar; se le presenta un objeto, se le dice el nombre lento, se les repite otra vez. Los van conociendo junto con un breve significado; los van apropiando, los hacen suyos.
Los materiales son muy importantes. No deben sacarse de cualquier revista infantil. Deben ser del tamaño de la palma de su mano, no de la de los adultos que lo construyen. Los colores no son llamativos, igual que los materiales del método Montessori, deben ser duraderos y respetando el verdadero tipo de material.
Esta catequesis la tuvimos que aprender no solo la catequista sino todo el personal. Estamos hablando de la mejor educación o la que mejor resultados tiene y para ello hay que capacitarse. Como toda profesión hay que estudiar y capacitarse, debemos seguir investigando, estudiando y perfeccionarnos para que los alumnos se sientan interesados, y aprendan con alegría.
P.- Según estos métodos pedagógicos sistemáticos que Ud. experimentó, ¿cuál es su evaluación respecto del deterioro del sistema educativo en nuestro país?
R.- En la educación argentina actual, predominan enfoques más tradicionales, con estructuras curriculares rígidas, clases magistrales y evaluación estandarizada. Aunque se han incorporado elementos de pedagogías activas, el sistema mantiene un enfoque centrado en el docente y una fuerte orientación hacia el cumplimiento de contenidos oficiales. Enfatizan la transmisión de conocimientos y la evaluación formal.
En la educación argentina actual se observan varios desafíos que afectan su calidad y equidad, como son:
Las capacitaciones docentes del Ministerio de Educación en los últimos 10 años, han sido –a mi modo de ver– capacitaciones con un gran tinte político que no aportaban crecimiento profesional.
Yo considero a la docencia no un trabajo sino una profesión, y como todo requiere de perfeccionamiento continuo y de calidad y fundamento pedagógico.
P.- ¿Podría dejarnos un mensaje optimista y esperanzado para la educación de este tiempo?
R.- En un mundo lleno de desafíos, el futuro de nuestra nación se construye hoy, en cada aula y en cada hogar. La verdadera esperanza para la educación no reside solo en los libros, sino en los cimientos que construimos juntos: los valores que nos guían.
La esperanza reside en cada niño que aprende a compartir, en cada maestra que enseña con amor, y en cada familia que predica con el ejemplo. Así, formamos ciudadanos íntegros, con un fuerte sentido ético, preparados para construir una Argentina más justa, inclusiva y próspera para todos.
Palabras del Evangelio según san Mateo. “Pero Jesús, les dijo: ‘Dejen a los niños, y no les impidan que vengan a mí, porque el Reino de los Cielos pertenece a los que son como ellos’ (Mt 19, 14)”.