La legislación convierte a Uruguay en uno de los pocos países en regular la eutanasia
Ante la aprobación de la ley que habilita la eutanasia en el país, el Comité Permanente de la Con Conferencia Episcopal del Uruguay, elevaron su voz a favor de la vida, una vez más.
Comentaron, como en otras oportunidades, que esta ley fomenta la cultura de la muerte. Creen que en un país con alta tasa de suicidios y dificultades para el abordaje de la salud mental, esta ley “va en contra del valor y la dignidad de la vida humana”. Asimismo, se corre el riesgo de naturalizar la búsqueda de la muerte como solución a situaciones que se pueden enfrentar de otra manera.
Reiteraron, entonces, lo que expresaron en junio de este año sobre el valor de la vida: “Cuando hablamos de dignidad humana, nos referimos al valor incomparable de cada ser humano concreto. Cada vida humana aparece ante nosotros como algo único, irrepetible e insustituible, su valor es independiente de su estado de salud, etnia, sexo, cultura, situación socio económica, o cualquier otra circunstancia.” (Nro. 5)
También, habían señalado que morir con dignidad significa morir sin dolor u otros síntomas mal controlados; morir a su tiempo natural, sin acortar o prolongar innecesariamente la vida, rodeado del afecto de la familia y amigos; “con la posibilidad de haber sido informado adecuadamente, eligiendo, si se puede, el lugar (hospital o domicilio) y participando en todas las decisiones importantes que le afecten; morir con la ayuda espiritual que precise” (Nro. 14)
En el mensaje con la firma de Milton Tróccoli, obispo de Maldonado-Punta del Este-Minas y presidente de la CEU; del arzobispo de Montevideo y vicepresidente, cardenal Daniel Sturla; y de Heriberto Bodeant, obispo de Canelones y secretario general, confirmaron que como Iglesia quieren seguir trabajando por el cuidado de la vida y de su dignidad, reconocida no solo por la Constitución sino por varios tratados internacionales firmados por el Uruguay.
Sostuvieron que están convencidos de que compartir los momentos humanos de mayor debilidad se puede transformar en la gran oportunidad para encontrar juntos el sentido trascendente y profundo de la vida.