América

León XIV se suma a Francisco y advierte que la colonización de América tuvo “luces y sombras”

| 16/10/2025 - 12:28

  • Con Jorge Mario Bergoglio se rechazó definitivamente la ‘Doctrina del Descubrimiento’, cuestionada ya por los últimos papas
  • En su mensaje por el Jubileo de los Pueblos Originarios, Robert Prevost llama a “reconciliarnos con nuestra propia historia”
  • Para el segundo Pontífice americano, el Año Santo es un “tiempo precioso para el perdón” y para sanar estas “heridas”





En 2023, causó polémica en ciertos ambientes eclesiales el hecho de que el Vaticano condenara oficialmente la colonización de América. Ese 29 de marzo, en una nota conjunta de los dicasterios para la Cultura y la Educación y para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, la Iglesia rechazó definitivamente la llamada ‘Doctrina del Descubrimiento’. La misma se inició hace cinco siglos, cuando Alejandro VI apoyó el reparto del continente ‘descubierto’ por Cristóbal Colón con supuestos fines evangelizadores.



En ese documento, la Santa Sede repudió los “muchos actos de maldad” cometidos por los conquistadores cristianos contra los indígenas americanos. Un rechazo expreso que se sumaba al Francisco, el primer Papa latinoamericano y quien, en numerosas ocasiones, condenó los “pecados” de la Iglesia de este tiempo histórico.

Organizado por el CELAM

Significativamente, el segundo Pontífice proveniente del continente americano, León XIV (estadounidense y nacionalizado peruano tras pasar allí 20 años como misionero), ha ido hoy también en esta línea. Lo ha hecho al mandar un mensaje con motivo del Jubileo de los Pueblos Originarios, que se ha celebrado del 14 al 16 de octubre, de un modo virtual, organizado por el CELAM.

En su reflexión, Robert Prevost ha recalcado que el Año Santo es, entre otras cosas, una “ocasión de reconciliación, de memoria agradecida y de esperanza compartida, más que una mera celebración externa”. Algo que entronca especialmente con la experiencia de “los pueblos originarios, cuya historia, espiritualidad y esperanza constituyen una voz irremplazable dentro de la comunión eclesial”.

Siendo la “esperanza” el camino que nos ha de llevar a la “meta” que es Dios, esta senda “no es solo de algunos, sino de todos, incluso los otrora considerados enemigos: ‘filisteos, sirios, etíopes’, ‘Egipto y Babilonia’ (vv. 3-4), las grandes potencias ocupantes”.

Una larga historia compartida

Desde esta sutil referencia al tiempo de la conquista, Prevost opina que “la larga historia de evangelización que han conocido nuestros pueblos originarios, como han enseñado tantas veces los obispos de América Latina y del Caribe, va cargada de ‘luces y sombras’”.

De ahí que el Jubileo, un “tiempo precioso para el perdón”, “nos invita a ‘perdonar de corazón a nuestros hermanos’ (cf. Mt 18,35), a reconciliarnos con nuestra propia historia y a dar gracias a Dios por su misericordia para con nosotros”.

De ese modo, “reconociendo tanto las luces como las heridas de nuestro pasado, entendemos que solo podremos ser Pueblo si realmente nos abandonamos al poder de Dios, a su acción en nosotros”. Y más cuando “Él, que ha insertado en todas las culturas las ‘semillas del Verbo’, las hace florecer en una forma nueva y sorprendente, podándolas para que den más frutos (cf. Jn 15,2)”.

Referencia a Juan Pablo II

En este punto, se ha apoyado en Juan Pablo II, que sostuvo en la exhortación apostólica ‘Catechesi tradendae’ que “la fuerza del Evangelio es en todas partes transformadora y regeneradora. Cuando penetra una cultura ¿quién puede sorprenderse de que cambien en ella no pocos elementos? No habría catequesis si fuese el Evangelio el que hubiera de cambiar en contacto con las culturas”.

Como aprecia León XIV, “en el concierto de las naciones, los pueblos originarios han de presentar con valentía y libertad su propia riqueza humana, cultural y cristiana. La Iglesia escucha y se enriquece con sus voces singulares”.

Indígenas de México. Foto: Cáritas Mexicana

Analizando este mensaje papal, nos encontramos con que, sin llegar a una condena explícita del colonialismo en América, Prevost sí va en la línea de reconocer las “sombras” y “heridas” que este dejó en tantos pueblos indígenas. Algo en lo que ya incidió el documento vaticano de 2023, que, con el fin esencial de “promover la fraternidad universal y el respeto de la dignidad de todo ser humano”, entendió que “el respeto por los hechos de la Historia exige el reconocimiento de la debilidad humana y de los fallos de los discípulos de Cristo en cada generación”. Y es que no se puede obviar que “muchos cristianos han cometido actos de maldad contra las poblaciones indígenas, por los cuales los papas recientes han pedido perdón en numerosas ocasiones”.

Una mejor comprensión

Además, según el citado escrito de la Santa Sede, “en nuestros días, un diálogo renovado con los pueblos indígenas, sobre todo con los que profesan la fe católica, ha ayudado a la Iglesia a comprender mejor sus valores y sus culturas”.

“Con su ayuda”, se leía en ese mensaje de 2023, la Iglesia “ha tomado mayor conciencia de sus sufrimientos, pasados y presentes, provocados por la expropiación de sus tierras, que consideran un don sagrado de Dios y de sus antepasados, así como por las políticas de asimilación forzada, promovidas por las autoridades de gobierno de la época, que buscaban eliminar sus culturas indígenas”. En este punto, no hay que olvidar que Francisco visitó Canadá para encontrarse con varios pueblos originarios y tratar de cerrar con ellos esa dolorosa herida, pidiéndoles perdón.

Por todo ello, se enfatizaba, hoy la Iglesia puede señalar que “sus sufrimientos constituyen una fuerte llamada a abandonar la mentalidad colonizadora y a caminar junto con ellos, en el respeto recíproco y en el diálogo, reconociendo los derechos y los valores culturales de todos los individuos y los pueblos”.

No forma parte de la enseñanza

Del mismo modo, el documento de los dos dicasterios concluía que “la ‘Doctrina del Descubrimiento’ no forma parte de la enseñanza de la Iglesia católica. La investigación histórica demuestra claramente que los documentos papales en cuestión, escritos en un período histórico específico y relacionados a cuestiones políticas, nunca han sido considerados expresiones de la fe católica”.

En definitiva, “la Iglesia reconoce que estas bulas papales no reflejaban adecuadamente la igual dignidad y los derechos de los pueblos indígenas. La Iglesia también es consciente del hecho de que el contenido de estos documentos ha sido manipulado para fines políticos por las potencias coloniales que competían entre sí para justificar actos inmorales contra las poblaciones indígenas, realizados algunas veces sin oposición de las autoridades eclesiásticas. (…) Es justo reconocer estos errores; reconocer los terribles efectos de las políticas de asimilación y el dolor experimentado por las poblaciones indígenas, así como pedir perdón”.

Un último detalle a tener en cuenta: el mensaje de León XIV a los pueblos originarios, difundido hoy por el Vaticano, fue firmado por este el pasado 12 de octubre, con motivo de celebrarse “Nuestra Señora de la Concepción Aparecida”… y en el 533º aniversario de la llegada de Cristóbal Colón a América.

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