El Papa preside la vigilia del Jubileo de la espiritualidad mariana en la Plaza de San Pedro
El Jubileo de la espiritualidad mariana se ha preparado con un vigilia y un rosario por la paz presidido por el papa León XIV en la Plaza de San Pedro este sábado, 11 de octubre. Una ocasión para pedir a la Virgen María “el don de un corazón que escucha y se vuelve fragmento de un cosmos que acoge”, en palabras del pontífice ante la imagen de la Virgen de Fátima.
El Papa clamó a la Dolorosa por el “don de la compasión hacia todo hermano y hermana que sufre, y hacia todas las criaturas”, por mostrar la cercanía a las “cruces infinitas del mundo, donde Cristo sigue crucificado en sus hermanos, para llevarles consuelo, comunión y ayuda”. Invitando a la esperanza, pidió escuchar el Evangelio con el que “la vida se transformará, de vacía a plena, de apagada a encendida”.
“Como ya he mencionado en otras ocasiones, la paz es desarmada y desarmante”, recalcó León XIV. Esta, prosiguió, “no es disuasión, sino fraternidad; no es ultimátum, sino diálogo. No llegará como fruto de victorias sobre el enemigo, sino como el resultado de sembrar justicia e intrépido perdón”. “No podemos matar por ninguna idea, fe o política. Lo primero que hay que desarmar es el corazón, porque si no hay paz en nosotros, no daremos paz”.
“Dios da alegría a quienes engendran amor en el mundo, alegría a quienes, en lugar de vencer al enemigo, prefieren la paz con él”, añadió más adelante en su intervención. “El Señor crea y difunde la paz a través de sus amigos pacificados en el corazón, que a su vez se convierten en pacificadores, instrumentos de su paz”, destacó antes de rezar una oración a la Virgen María.