Europa

El primer ministro francés que quiso ser benedictino dimite 24 horas después de anunciarse la composición del Gobierno

| 06/10/2025 - 17:30

“No se puede gobernar cuando no se dan las condiciones necesarias”, ha dicho Sébastien Lecornu





“No se puede ser primer ministro cuando no se dan las condiciones necesarias”. Con estas palabras, el ya ex primer ministro francés Sébastien Lecornu anunció este lunes su dimisión desde Matignon, la sede del gobierno. Su renuncia llega apenas tres semanas después de haber sido nombrado por el presidente Emmanuel Macron, y solo unas horas después de presentar su nuevo gabinete.



“Ser primer ministro es una tarea difícil, sin duda aún más difícil en este momento, pero no se puede ser primer ministro cuando no se dan las condiciones necesarias. Sin embargo, durante las últimas tres semanas he intentado crear las condiciones para que podamos aprobar un presupuesto para Francia, para el Estado, pero también para la seguridad social, y responder a algunas urgencias importantes que no pueden esperar hasta 2027”, explicó Lecornu ante la prensa.

El hasta ahora jefe del Ejecutivo aseguró que “intentó construir una vía en temas bloqueados como el seguro de desempleo y la seguridad social”, y que su propósito era “reinstaurar la gestión conjunta y construir una hoja de ruta para sacar al país de la crisis”.

Emmanuel Macron con el papa Francisco en Marsella el 23 de septiembre de 2023. EFE/Sebastien Nogier / POOL

El “monje-soldado” que soñó con una vida religiosa

Su dimisión cierra un capítulo tan breve como inesperado en la política francesa. Pero la historia personal de Sébastien Lecornu (nacido en 1986, en Vernon, Normandía) ha llamado la atención tanto por su precoz carrera como por su dimensión espiritual.

Educado en el Lycée Saint-Adjutor, una escuela católica de su región natal, Lecornu confesó hace menos de un año que, en su juventud, llegó a plantearse la vida monástica. En una entrevista televisiva en France 2, reveló: “En un momento de mi vida, de adolescente, durante un periodo de discernimiento, un periodo muy íntimo, sí, a los dieciséis años”.

Aquel proceso lo vivió en contacto con los monjes benedictinos de la abadía de Saint-Wandrille, cerca de Ruán, un monasterio fundado en el siglo VII y perteneciente a la Congregación de Solesmes. Según Les Échos, el político francés mantiene aún hoy un fuerte apego a ese lugar, al que regresa cada año para retirarse unos días en silencio.

Apodado por sus allegados como el “monje-soldado” del presidente Macron, Lecornu quedó profundamente impresionado, según confesó, por la manera en que los benedictinos “se saludan frente a frente, como hermanos”.

De la política local al poder nacional

Aunque su vocación religiosa no prosperó, aquel joven inquieto canalizó su sentido de servicio hacia la política. A los 16 años se unió al partido conservador UMP y, a los 19, ya trabajaba como asistente parlamentario.

Su carrera despegó con rapidez: a los 28 años fue elegido alcalde de Vernon, y un año después, presidente del consejo departamental de Eure. En 2017, con la llegada de Emmanuel Macron al Elíseo, entró por primera vez en el gobierno como secretario de Estado del ministro de Transición Ecológica, Nicolas Hulot.

Posteriormente, fue ministro de Colectividades Locales, ministro de Ultramar y ministro de las Fuerzas Armadas, antes de convertirse —a los 39 años— en primer ministro de Francia, sucediendo a François Bayrou.

Fe, disciplina y crisis política

Discreto en su vida privada, Lecornu rara vez ha hablado de su fe o su espiritualidad, aunque quienes le conocen aseguran que su formación benedictina marcó su visión del poder y del servicio público. Su breve paso por Matignon ha sido descrito por analistas como “una misión imposible”: sin mayoría sólida en la Asamblea Nacional y en medio de una crisis económica y social creciente, Lecornu habría optado por retirarse antes que aceptar un mandato bloqueado.

“He intentado servir a Francia con honestidad y compromiso”, ha dicho en su despedida. “Pero gobernar exige condiciones que hoy no se dan. Espero que el futuro traiga la serenidad necesaria para reconstruir la confianza y la esperanza”.

Etiquetas: BenedictinosFrancia
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