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Juan Alberto Casas Ramírez: “Jesús sigue contemplando el mundo a través de nuestros ojos”

| 04/10/2025 - 20:00

El biblista de la Pontificia Universidad Javeriana afirma que “la sexta trompeta del Apocalipsis asume la existencia de una interrelación entre los flagelos que sufre la creación y los desequilibrios de la sociedad





Juan Alberto Casas Ramírez estuvo de visita en Argentina y desarrolló diversas actividades académicas y pastorales vinculadas a su trabajo como biblista.



Está vinculado a la Pontificia Universidad Javeriana de Colombia desde 2008. Es doctor en Teología con grado Summa cum Laude, Magíster en Teología y Licenciado en Ciencias Religiosas por esta casa de estudios colombiana.

Actualmente es profesor asociado y ordinario del Departamento de Teología. Desarrolla labores de docencia y de investigación en los programas de pregrado y posgrado de Teología en los campos de Biblia, Nuevo Testamento, Evangelios Sinópticos, Evangelio de Juan, Apocalíptica, Literatura apócrifa, Lectura Contextual de la Biblia y Hermenéutica Bíblica Latinoamericana.

Publicó ‘Ciegos y sordos: Clave hermenéutica del discipulado pospascual en el Evangelio según Marcos’, con la Editorial Javeriana y ‘La hermandad desde la Biblia’, con la Editorial Verbo Divino, de España. Sus publicaciones giran en torno a la tradición sinóptica, el Cuarto evangelio, el Apocalipsis y la hermenéutica bíblica latinoamericana, desde la que ha reflexionado sobre la realidad del conflicto armado en su país.

Vida Nueva lo entrevistó en ocasión del Encuentro de Catequistas y agentes de pastoral que fue realizado en el Instituto Superior del Profesorado Don Bosco, en el marco del año Jubilar de la Esperanza, bajo el título ‘La esperanza como estrategia de resistencia, una relectura de Apocalipsis 6, 12-17’.

Esperanza, mensaje potente

PREGUNTA.- ¿Por qué esta cita del Apocalipsis para este encuentro? ¿Cómo leer esta cita en clave de esperanza?

RESPUESTA.- En el lenguaje corriente, el libro del Apocalipsis ha sido asociado a perspectivas catastróficas de la realidad. Escuchas en noticias que ha sucedido una calamidad y esta es calificada como “apocalíptica”. Muchas personas, incluso religiosas, hablan sobre el Apocalipsis en tono de miedo, misterio, muerte o destrucción, como si el mundo estuviese inevitablemente abocado al sinsentido, incluso como parte de unos supuestos designios de Dios. Pero, cuando estudias el Apocalipsis en profundidad, te encuentras con que es uno de los textos más consoladores y esperanzadores de la Biblia. Sus imágenes y estructuras simbólicas desarrollan, de forma narrativa:

– una crítica radical a la realidad de muerte del Imperio Romano, que es el contexto en el que el libro fue escrito;

– invitan a leer la historia, no desde la versión de los vencedores, sino desde los ojos de Jesús, el cordero degollado que está en pie y, a través de estos, desde los ojos de los vencidos y las víctimas;

– expresan la necesidad de experimentar la consolación en medio de situaciones a adversas y a expresarla con quienes más han sido vulnerados;

– impulsan a asumir una actitud de resistencia activa no violenta como fidelidad al Evangelio de Jesús;

– proponen la esperanza como motor de la historia que invita a soñar “un cielo nuevo y una tierra nueva”; una sociedad donde se practique la justicia en armonía con los demás habitantes de la “casa común”.

En este sentido, el texto de Ap 6,12-17, que corresponde al llamado “sexto sello”, involucra estos elementos a través de las descripciones sobre la llegada del “Gran día de la cólera de Dios”, que coincide, desde la tradición profética de la Biblia Hebrea, con la llegada del año jubilar, en que Dios instaurará su justicia entre los pueblos y consolará a quienes han sido oprimidos o victimizados.

En el contexto de la celebración del año jubilar de la esperanza, es un mensaje potente para seguir trabajando a favor de quienes han sido históricamente pisoteados o invisibilizados, seguros de que la discriminación, la violencia o la muerte no tienen la última palabra.

P.- ¿Con qué juega Apocalipsis? ¿Qué elementos tenemos que tomar para discernirlo hoy sin demasiada complejidad?

R.- El Apocalipsis, como los demás textos narrativos propios de este género, “juega con los sentidos” de quienes “se encuentran con el libro”. No está hecho para ser leído del mismo modo como se lee una novela o un manual. Hoy sabemos que, en la antigüedad –en que eran muy pocos los que sabían leer o escribir–, este tipo de escritos se transmitía a las asambleas de oyentes a través de auténticas “puestas en escena” en las que los proclamadores-actores propiciaban que sus oyentes-espectadores se hicieran partícipes de los relatos de una manera muy vívida y emocional.

Además, el Apocalipsis refuerza este carácter performativo invitando a observar las visiones, a escuchar las voces que suenan como truenos o las trompetas que anuncian la llegada del día del Señor; a oler el incienso que emana del santuario del cielo o el azufre que producen los poderosos cuando caen de su pedestal; a saborear el libro de la historia que es dulce al paladar y amargo en las entrañas; a elegir si dejarse sellar por el cordero o por la bestia…Todos los sentidos se ponen en juego con el fin de capacitar a los oyentes-espectadores para que experimenten en su propio ser la Pascua del Cordero en medio de sus contextos particulares de represión o violencia.

Una clave de lectura básica para entender la simbólica del Apocalipsis es no perder de vista sus alusiones a la Biblia Hebrea: los motivos del éxodo, del profetismo, de la literatura sapiencial y daniélica ayudan a configurar el entramado narrativo y teológico de la obra.

También resulta importante tener en cuenta que el Apocalipsis no sigue una trama lineal en que una escena supone el final de la anterior, sino que la siguiente está contenida dentro de la precedente, en forma de espiral, por lo que puede haber escenas que parecen repetirse, aunque desde una óptica propia. Los Padres de la Iglesia llamaron a este fenómeno literario “repetitio” o “recapitulatio”.

P.- ¿Cómo leería Jesús nuestra realidad hoy? ¿Qué es la justicia manifiesta en este texto?

R.- Como ya hemos dicho, el Apocalipsis invita a leer la historia con los ojos del Cordero degollado que está en pie. Hoy, creo que Jesús sigue contemplando el mundo a través de nuestros ojos, especialmente de los ojos de aquellos y aquellas que están experimentando la violencia, el maltrato, el abuso, la humillación o el abandono. Sus miradas están clamando por compasión, pidiendo que su flagelo se detenga, queriendo encontrar consuelo y buscando recuperar la dignidad pisoteada.

Al mismo tiempo, sus miradas son dardos dirigidos a las conciencias de quienes podemos llegar a ver su situación con indiferencia o frialdad. En tal sentido, Jesús no sigue, simplemente, “leyendo la realidad” (como alguien externo a ella), sino que la sigue padeciendo y “acuerpando”, siendo de nuevo crucificado en quienes padecen la injusticia y la inequidad. Su mirada interpela a quienes decimos ser sus seguidores para optar con amor eficaz por los últimos y soñar con ellos otros mundos posibles.  

Llamado de atención

P.- En el texto hay signos cósmicos que plantean una nueva mirada sobre la Creación. ¿A qué estamos llamados hoy, en este Año Jubilar? ¿Podemos ser portadores de Esperanza para una nueva Creación?

R.- La sexta trompeta del Apocalipsis asume la existencia de una interrelación entre los flagelos que sufre la creación y los desequilibrios de la sociedad. El modo como nos tratamos (o nos maltratamos) entre los seres humanos incide en el resto del cosmos. Así, desde la lógica del libro, un fenómeno de la naturaleza, incluso catastrófico, no sucede, simplemente, porque el mundo de lo divino así lo dispone, sino, principalmente, como reacción y respuesta a un desastre social.

En la comprensión teónoma del mundo de la Biblia un evento de la naturaleza es tenido como un signo divino que exige la transformación de la realidad social injusta de tal modo que se puedan reestablecer los lazos de armonía entre todos los habitantes del cosmos.

Todo esto está muy en línea de la ecología integral, propuesta por el papa Francisco, según la cual todos estamos interconectados y, por ello, la crisis ambiental no se puede serparar de la crisis social. En el contexto del año jubilar, es un llamado de atención para repensar nuestros modos de relacionarnos entre los seres humanos y con el resto de la creación. La esperanza, en tal sentido, no se reduce a una ensoñación pasiva de mundos mejores, sino que involucra el compromiso activo por acoger el Reino de Dios y su justicia, movidos por la confianza en quien hace nuevas todas las cosas.

P.- En función de lo que ha dicho, ¿puede dejarnos un mensaje a través de otro texto bíblico que acompañe a Apocalipsis?

R.- Más que recurrir a un texto bíblico en particular, quisiera invocar la lógica narrativa de todo el Apocalipsis. Una de las estrategias literarias del escrito consiste en el juego que realiza con las expectativas de los lectores. Siguiendo la perspectiva dualista de otros textos de este género, el libro hace pensar que “los buenos” son las comunidades cristianas destinatarias, mientras que “los malvados” son las autoridades romanas, externas a ellas.

Sin embargo, cuando se llega al cap.13, de manera sutil, el autor lleva a que los lectores se cuestionen si están siguiendo al Cordero o si, en realidad, están siguiendo a la bestia que se parece, habla y actúa como el Cordero, generando engaño y confusión. Por ello, el narrador invita a su audiencia a tener inteligencia y discernimiento (Ap 13,18).

Creo que hoy el cristianismo se enfrenta a este reto de discernimiento: hay sociedades y movimientos que se dicen cristianos, pero que siguen criterios opuestos al evangelio de Jesús: la idolatría del mercado, la competencia del más fuerte, el desprecio por los más vulnerables, la prosperidad de quienes más tienen a costa del empobrecimiento y la dependencia de la mayor parte de la población… De este discernimiento no depende tanto el futuro del cristianismo, sino su carácter genuino y fiel respecto al Evangelio del Cordero degollado que está en pie.

Etiquetas: Biblia
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