El cardenal José Cobo, durante la misa por el alma de José Antonio Álvarez
“La resurrección de Jesús nos reúne de forma inesperada, la perplejidad y la vulnerabilidad que sentimos es la que nos convoca. Ha sido un día duro, pero con algo común: el cariño y el apoyo y a su familia a todos nosotros”. Con estas palabras, el cardenal arzobispo de Madrid, José Cobo, compartía hoy su dolor por el fallecimiento repentino del obispo auxiliar José Antonio Álvarez, que murió la pasada madrugada de un infarto fulminante a los 50 años.
Cobo presidió a la siete de la tarde una eucaristía por su eterno descanso en la catedral de La Almudena que, con concelebraron una decena de obispos, entre ellos, los cardenales Carlos Osoro y Baltazar Porras, el presidente de los obispos, Luis Argüello, así como los obispos auxiliares de Madrid, Vicente Martín y Juan Antonio Martínez Camino. Además, en el altar se encontraba una nutrida representación del clero madrileño. Hoy a las doce del mediodía tendrá lugar el funeral y el posterior entierro en la cripta.
“No sé si acabaré la homilía, porque su partida nos quiebra”, admitió el cardenal Cobo ante el féretro donde se encontraba el cuerpo sin vida de Álvarez. En su homilía, compartió que “el Señor no evita la muerte, pero la transforma en Pascua y da sentido a nuestras lágrimas”. El purpurado desveló además que León XIV les ha transmitido sus condolencias a través de una llamada telefónica
Visiblemente emocionado ante un templo lleno de familiares, fieles, religiosos y laicos de la Archidiócesis, el purpurado destacó que Álvarez “nos ha enseñado a querer a la Iglesia, siempre a sumar y no a dividir, a aunar y acercarnos”. “Ángela, puedes estar orgullosa de tu hijo y Dios te va a ayudar ahora y te ayudaremos nosotros”, expresó, dirigiéndose a la madre del pastor fallecido, que se encontraba en el primer banco del templo.
“El Evangelio de hoy recoge ese ‘Sígueme’, que era el lema episcopal de José Antonio, que encarnó al seguidor de Jesús que no se acomoda ni vive en la rutina”, comentó el arzobispo de Madrid, que repasó cada uno de los servicios que le habían sido encomendados a lo largo de su vida. “A cualquier cosa que le pedíamos, siempre respondía si con prontitud y fidelidad en cada una de las etapas que ha dicho sí a la llamada del Señor con la cintura ceñida”, expresó.
De la misma manera, Cobo compartió que el obispo auxiliar fallecido, “con su alegría y su eterna sonrisa ha seguido a Jesús sirviendo en la eucaristía, con amor, estando muy cerca a los sacerdotes”. A la vez, explicó que “Jesús no promete seguridades ni comodidades, lo que ofrece es algo más grande que es lo que ha vivido José Antonio: caminar con Él y entregarse sin reservas”. “Así se ha gastado hasta la última tarde, hasta la última llamada de teléfono, con sencillez”, subrayó el purpurado.
“Tu ‘Sígueme’ ha alcanzado su plenitud, porque Jesús te ha llamado para entrar en la plenitud eterna”, sentenció, a la vez que confesó que “se ha ido más rápido de lo que queremos, pero nos deja su frescura, su entusiasmo y su sentido del humor que nos ayuda a relativizar”.
