El arzobispo de Santiago de Chile dio una conferencia en el campus de Villarica de la PUCC sobre ‘Cuidar la Vida, gran desafío para la sociedad’ y llamó a cultivar la esperanza
Hasta la ciudad de Villarrica, a 760 kilómetros al sur de la capital, llegó el arzobispo de Santiago, cardenal Fernando Chomalí, invitado por el obispo local Francisco Javier Stegmeier. Allí, el cardenal estuvo con las comunidades educativas del Colegio de Humanidades del Sagrado Corazón de Jesús de Villarrica y del Campus de la Pontificia Universidad Católica de Chile, de la que es gran canciller.
En el marco del proyecto Provida de la Comisión Guadalupe, el cardenal fue invitado a dar una conferencia, realizada en el Campus universitario, sobre ‘Cuidar la vida, gran desafío para la sociedad’.
Aún resuenan sus palabras en el reciente Te Deum del aniversario de la independencia en el que Chomalí volvió a acusar que “se pretende aprobar leyes claramente injustas como el aborto y la eutanasia, porque atentan contra quienes el Estado debiese cuidar y proteger celosamente, los más débiles”.
Chomalí enfocó su exposición en los desafíos culturales y sociales que enfrenta el país, y en particular la Iglesia. En ese marco, aclaró que su propósito no es que la Iglesia aparezca “alegando contra todo”, sino mostrar cómo “colabora con una visión adecuada del hombre, de la mujer, del matrimonio, de la vida, y contribuye a construir una sociedad mejor”.
Mirando al interior de la Iglesia, valoró los avances de la pastoral juvenil y universitaria respecto a décadas pasadas. Hoy, dijo, existe “una corriente de bondad que está andando”, con jóvenes que misionan, familias que hacen voluntariado y grupos que acogen a mujeres con embarazos complejos. “Tenemos muchos motivos para ser optimistas”, aseguró.
El arzobispo también destacó un mayor compromiso empresarial con la responsabilidad social, la ecología y la conciliación entre trabajo y familia. “Se están dando cuenta que no son una isla, sino que lo que hacen tiene repercusión en la sociedad”, advirtió, subrayando la necesidad de unir esfuerzos para una prosperidad compartida.
Sin embargo, también alertó sobre un déficit en la reflexión filosófica y ética, en contraste con el avance tecnológico. “La pregunta de cómo se hace ha sido mucho más importante que la pregunta del para qué”, lamentó, alertando sobre el riesgo de reducir la vida humana a la lógica de la técnica o del consumo.
En esa línea, cuestionó una cultura marcada por la subjetividad y la cancelación, y llamó a recuperar el diálogo: “Nadie tiene toda la razón, pero nadie está totalmente equivocado”, dijo.
El cardenal también advirtió sobre el riesgo de una sociedad sin perdón ni misericordia. “Prácticamente [el perdón] se entiende como un signo de debilidad. Y eso es muy complejo. Una sociedad que no tiene perdón, que no es capaz de tener clemencia, es una sociedad que difícilmente va a prosperar”.
El cardenal insistió en que la grandeza de una sociedad se mide en cómo trata a los más débiles. En ese marco, advirtió sobre una cultura que descarta la vida en nombre de la eficiencia. “Nuestra vocación al final no es ser inteligente, nuestra vocación es amar y ser amados”, subrayó, invitando a reconocer el valor único de cada persona, especialmente de quienes viven con discapacidad o vulnerabilidad.
“Hoy día lo más clave, en mi opinión, es cómo subir al barco a la gente que está naufragando. Y son muchos. ¿Quiénes son los más, los que más están naufragando? Los más débiles: los ancianos, los enfermos y los niños, los que están en el útero materno”, subrayó, invitando a hacer un esfuerzo “de centrarnos en lo que realmente va a marcar el rumbo”.
Finalmente, hizo un llamado a cultivar la esperanza en medio de un contexto marcado por la soledad y la violencia. “Los jóvenes hoy día se sienten tremendamente solos… Una sociedad que no imprime esperanza es una sociedad muerta. Yo soy un convencido que el mejor servicio que le podemos hacer a la Iglesia es promover a la familia, promover al matrimonio, promover la vida, porque estoy convencido que el futuro de la humanidad se fragua en la familia”, aseguró.
Conferencia completa del cardenal Fernando Chomalí