El secretario general de la Conferencia Episcopal, César García Magán
El secretario general de la Conferencia Episcopal Española, César García Magán, defendió esta tarde que la libertad religiosa “es un derecho, no una concesión del Estado ni una mera tolerancia”. El también obispo auxiliar de Toledo fue el ponente elegido por el Club Siglo XXI para arrancar su ciclo de almuerzos de este curso. Presentado por el presidente de esta entidad y ex presidente de la Junta de Castilla-La Mancha, José María Barreda, y por el teniente general de la Unidad Militar de Emergencias, Francisco Javier Marcos, García Magán abordó la libertad religiosa como un pilar de las relaciones Iglesia-Estado.
En su alocución, García Magán explicó que la Constitución establece “un régimen de aconfesionalidad con colaboración, lejos de una separación” de instituciones y “mucho menos un sistema de laicismo antirreligioso”. Para el portavoz de los obispos, la Carta Magna habla de una “neutralidad positiva” y “no de mera tolerancia” con respecto a las confesiones.
Con este punto de partida, sentenció que en la relación entre la Iglesia y el Estado, “no se trata de una condena a entenderse, sino de una exigencia y una responsabilidad recíproca”. “Ni debemos abdicar del diálogo y la cooperación ni debemos asustarnos de los retos que eso supone”, expuso el obispo auxiliar de Toledo.
Remitiéndose a Jesús de Nazaret, tomando como eje su “A Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César”, el obispo desarrolló la doctrina eclesial en esta materia para subrayar que en esas palabras, Cristo reconoce la autonomía de comunidad política de la comunidad eclesial “reconociendo a cada una” el lugar y las funciones que le corresponde. “Se niega todo tipo de mesianismo político”, subrayó García Magán.
Centrándose en el Concilio Vaticano II, el secretario general de los obispos ahondó en que la Iglesia apuesta por la cooperación y la primacía de la persona humana como algunos de los principios fundamentales que guían su relación con el contexto sociopolítico.
Al hilo de esta cuestión, García Magán recordó los límites de la intervención del Estado para armonizar y evitar abusos: la mayor libertad posible y la mínima restricción necesaria, la igualdad jurídica ante la ley, la no arbitrariedad del poder político.
Preguntado por el nuevo nuncio en España, Piero Pioppo, subrayó que desconoce si ha estado parado o no su nombramiento, limitándose a repasar la cronología y a resaltar la coyuntura del relevo papal. “A veces etiquetamos y situarnos con prejuicios antes de conocer a la persona, nos quedamos en la cáscara”, comentó sobre Pioppo, a la vez que desveló que se conoce “una trayectoria diplomática consolidada y prestigiosa, con conocimiento del mundo hispano tanto en América como en África”. De la misma manera, remarcó que ha contado con la confianza de Juan Pablo II, Benedicto XVI, Francisco y León XIV
“En la Iglesia española estamos alineados al Papa”, defendió en otro momento. A la par, explicó que “no hay ningún obispo díscolo”, sino que más bien hay “una diversidad. de carismas, de sensibilidades, que es bueno porque la catolicidad no implica uniformidad”. “Había comunión perfecta con Francisco y hay comunión perfecta con León XIV”, remarcó, a la vez que aseveró que “fuera del Papa y del Sucesor de Pedro, no hay Iglesia católica de Jesucristo, tampoco sin obispos”.