José Antonio Satué iniciará su ministerio en la diócesis este próximo sábado 13 de septiembre
Jesús Catalá, obispo de Málaga, en su despedida
Miles de fieles malagueños acompañaron ayer por la tarde al obispo de Málaga, Jesús Catalá, en la Eucaristía de Acción de Gracias por sus 17 años de pontificado en la Diócesis celebrada en la catedral.
Escoltado por el arzobispo de Granada, José María Gil Tamayo, y el emérito de Pamplona, Francisco Pérez González, Catalá comenzó y terminó su homilía haciendo referencia a la Madre de Dios, pidiéndole “que siga acompañándonos en esta nueva etapa”.
Según sus palabras, su ministerio ha estado macado por los “migrantes y los más necesitados”, en quienes ha visto “la presencia del Señor”.
El prelado dio gracias también a Dios por “todo lo que me ha concedido, de modo especial por las personas que he encontrado en estos años, porque han sido el mejor regalo del Señor”.
En su homilía, destacó como uno de los hitos de su pastoreo el tejado de la catedral: “Seremos la generación que tuvo la valentía de afrontar este gran reto”.
Durante su intervención pidió a los fieles que acogan al nuevo obispo, José Antonio Satué -que tomará posesión el próximo sábado 13 de septiembre-, que “con filial amor” pues “viene en nombre del Señor a dirigir la Iglesia particular de Málaga”.
Al concluir su alocución, Catalá hizo una petición de perdón. “Todos estamos necesitados, y un servidor el primero, de pedir perdón al Señor por nuestros pecados; por nuestra falta de testimonio, por no haberle amado con todo el corazón (cf. Dt 6, 5); por habernos alejados de Él. Deseo pediros perdón por mis negligencias y faltas de caridad hacia cada uno de vosotros”, remarcó.
Jesús Catalá, obispo de Málaga, en su despedida
Al finalizar la Eucaristía, el vicario general, Antonio Coronado, en nombre de la Diócesis de Málaga, dedicó unas palabras de agradecimiento a Catalá: “Gracias por su cercanía, por haber compartido con nosotros el camino de la vida con sus alegrías y cruces, con sus ilusiones, sus proyectos y sus desafíos. Gracias por haber estado presente en esos momentos de gozo y también en los de dolor, acompañando siempre como padre y pastor”.