San Ignacio de Loyola es el patrón de Guipúzcoa y por ello se vive especialmente en la basílica de Loyola, en la localidad de Azpeitia. Allí, este 1 de agosto, ha presidido la celebración de la eucaristía el obispo de San Sebastián, Fernando Prado, y han acudido destacadas autoridades como la presidenta del Parlamento vasco, Bakartxo Tejeria, o el consejero autonómico de Industria, Transición Energética y Sostenibilidad, Mikel Jauregi.
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A la búsqueda de la felicidad
El obispo claretiano ha invado a todos a trabajar “en un mundo convulso” por una paz “desarmada y desarmante”, palabras empleadas por León XIV en su primer saludo. Prado ha invitado a buscar el “bien común” ya que la “felicidad la encontramos cuando nos olvidamos de nosotros mismos y buscamos la felicidad y el bien de los demás”. “Cuando buscamos el bien común por encima del propio imitamos al Maestro y, curiosamente, acertamos en la vida, elegimos bien”, añadió.
Y es que, denunció, parece que la “convulsión y violencia” del mundo actual “está en todos los ambientes” y que esto se “justificara o se tolerara acríticamente”. Por ello, reivindicó, el evangelio “nos invita a ser hombres y mujeres de paz” y a no consentir “en lo que no es bueno para nadie”. Ya que, apuntó, la sociedad ha de ser “responsable y artesana de paz, haciendo que esta vaya extendiéndose desde lo pequeño hasta lo más grande”. “Desarmemos primero nuestras palabras, nuestros gestos y nuestras actitudes a veces violentas o impositivas; busquemos caminos más amables para con los de cerca, en nuestros propios pueblos, con nuestros propios vecinos, respetuosos con las normas que todos nos vamos dando”, reclamó.
Y es que, advirtió, “la sociedad y el futuro sólido de un país no se construyen desde la confrontación constante, ni mucho menos desde la cancelación del que piensa diferente”. Para el prelado, “el bien común se construye entre todos, no solo con los nuestros o para los nuestros”. “En tiempos de aparentes bloqueos e incomprensiones, mi deseo un año más es que sobresalga en el horizonte el diálogo, el entendimiento, la comprensión y el acuerdo honesto para buscar ese bien común, que es un arte llamado a relativizar lo que nos distancia y potenciar aquello que nos une”, concluyó.