Joven en desnutrición en Gaza. Foto: Organización Mundial de la Salud
Los obispos de Estados Unidos aseguraron que la crisis en Gaza está “clasificada como uno de los peores desastres humanitarios del siglo XXI”, por lo que elogiaron que el presidente Donald Trump reconozca la inanición en ese territorio del estado de Palestina, además lo instaron a “exigir la expansión inmediata de la asistencia humanitaria”.
El conflicto bélico entre Hamas e Israel en la Franja de Gaza lleva más de año y medio, lo que dejado además de decenas de miles de muertos, un sufrimiento constante en la población ante los ataques y la carencia de artículos básicos para su subsistencia; dicha situación ha llevado a la muerte por hambre de al menos 147 personas, de acuerdo con el Ministerio de Sanidad gazatí.
En ese contexto, el obispo Abdallah Elias Zaidan, presidente del Comité sobre Justicia y Paz Internacionales de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB, por sus siglas en inglés), aseveró: “Elogio al presidente Trump por reconocer que la inanición está ocurriendo en Gaza, especialmente afectando a los niños, y le insto a exigir la expansión inmediata de la asistencia humanitaria a través de todos los canales en Gaza”.
El gobierno de Estados Unidos dio a conocer recientemente que trabajará con sus aliados para distribuir ayuda a Gaza, para abordar la crisis humanitaria.
En ese sentido, Abdallah Elias -a nombre de los obispos estadounidenses- señaló: “Mientras el mundo observa con horror las desgarradoras imágenes de la inanición en Gaza, llamo a los católicos y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, para que oren ardientemente por el alivio del sufrimiento del pueblo de Gaza… El papa León XIV ha reiterado a menudo su ‘sincero llamamiento a un alto el fuego, a la liberación de rehenes y al pleno respeto de la ley humanitaria’ en Gaza, y agrego mi voz y oraciones a la de nuestro Santo Padre”.
“Reflejando el mandato de Cristo en el Evangelio de amarnos unos a otros, el desafío del papa León XIV para nosotros es claro: ‘No podemos orar a Dios como Padre y luego ser duros e insensibles con los demás. En cambio, es importante dejarnos transformar por su bondad, su paciencia, su misericordia, para que su rostro pueda reflejarse en el nuestro como en un espejo’”, añadió el obispo.
De igual modo, externó su solidaridad con “Su Eminencia, el cardenal Pierbattista Pizzaballa, el patriarca de Jerusalén, nuestros hermanos y hermanas cristianos, y todos los hombres y mujeres de buena voluntad en Tierra Santa, especialmente aquellos que sufren violencia no provocada. Oremos para que el Espíritu Santo, creador y vivificador, pueda infundir amor fraternal en los corazones y mentes de los pueblos de todas las religiones que viven en las tierras de la vida, la muerte y la gloriosa resurrección de nuestro Señor”.
