David Martínez de Aguirre denunció que el Gobierno peruano busca “legalizar la ausencia del Estado”, dejando operar con impunidad a estructuras mafiosas ligadas a la minería ilegal
“Estoy consternado”, sentenció David Martínez de Aguirre, obispo de Puerto Maldonado, tras el asesinato de Hipólito Quispehuamán Conde, líder ambiental del departamento Madre de Dios, sureste del Perú.
Quispehuamán, fundador de la Asociación Nueva Esperanza y dirigente de la Reserva nacional Tambopata, fue interceptado en un tramo de la carretera Interoceánica el 27 de julio cuando fue tiroteado.
La hipótesis manejada por las autoridades es sicariato, puesto que el líder se oponía a proyectos de minería.
Por eso, el obispo de esta región, en entrevista con ADN Celam, señaló que se trata de una situación de indefensión total para quienes defienden la creación.
Un fenómeno – lamenta Martínez – que se extiende por todo el Perú, por eso muchos tienen miedo y defiende a quienes “no quieren vivir en un mundo que destruya la naturaleza”.
Desde 2012, Perú registra 54 defensores ambientales asesinados, más de la mitad indígenas, según datos de Global Witness, de los cuales se sospecha muchos no han sido reportados.
Por lo que el Gobierno peruano está tratando de “legalizar la ausencia del Estado”, dejando operar con impunidad a estructuras mafiosas ligadas a la minería ilegal, lamenta Martínez.
Quispehuamán era agricultor y padre de tres hijos. Según información de medios locales, el sábado 25 de julio participó en una reunión con colectivos locales de protección del medioambiente, en Santa Rosa, La Pampa.
Discutieron acciones para preservar una zona considerada reserva natural. Dos días después de esto, fue asesinado a tiros cuando conducía un vehículo de carga.
Karen Torres, fiscal de provincial de derechos humanos e interculturalidad de Madre de Dios, informó que cuerpos de investigación de la Policía están levantando evidencias balísticas para esclarecer los hechos.
“Se trataría del asesinato de un defensor más en Madre de Dios”, confirmó la funcionaria, quien aseguró que se trata de un sicariato por grupos de poder asociado con la minería.
Para Martínez es un duro golpe, pues cabe recordar que en 2019 el papa Francisco visitó Puerto Maldonado, donde inauguró todo el proceso sinodal de la Amazonía.
Por eso, el papel de la Iglesia debe seguir siendo de presencia, “estar con ellos y compartir, es lo que hizo Cristo con nosotros como humanidad”.
No es la primera vez que esto sucede, la Iglesia en esta zona ha documentado varias denuncias contra la minería ilegal y la amenaza a líderes. Es el pan de cada día.
Basta de criminalizar a los líderes, la muerte no puede tener la última palabra. En la Amazonía, por ejemplo, “todos los defensores están totalmente indefensos y expuestos”, denuncia el prelado. Por lo que como Iglesia “seguiremos anunciando la vida”.
Demanda de los gobiernos aplicar protocolos de protección a líderes, garantizar fondos para su seguridad, porque “hay un panorama muy negativo. Todo esto ocurre con índices de criminalidad exagerados en las calles”.
Quispehuamán pasará ahora a engrosar las listas de la impunidad como tantos otros líderes asesinados en la Amazonía, entregó su vida por defender la creación de Dios.
